Alfaguara. Madrid (1997). 308 págs. 2.900 ptas. Traducción: Eva Cruz García.
La familia de esta escritora canadiense es originaria de Polonia. Anne Michaels es compositora de música y hasta ahora sólo había publicado dos libros de poesía. Con Piezas en fuga ha cosechado un gran éxito, gracias también a una campaña publicitaria que ha hecho coincidir el lanzamiento del libro en quince países a la vez.
La novela cuenta un par de historias, engarzadas con un recurso débil que lastra a la novela en su conjunto: la estructura del libro las convierte en dos argumentos casi independientes. Por un lado, está la historia de un niño judío polaco, Jakob Beer, que consigue salvarse del exterminio nazi gracias a que un paleontólogo heleno le recoge y esconde en la Grecia ocupada; más tarde, emigran los dos a Toronto, y Jakob llega a ser un escritor sobresaliente en Canadá. La otra historia es de un estudiante canadiense, también de origen judío, que viaja a Grecia para buscar los cuadernos poéticos de Jakob Beer, ya fallecido, por el que siente una especial atracción.
La primera parte alcanza en ocasiones una gran calidad literaria: la trama tiene unidad, fuerza y buenas dosis de ternura y poesía. La última parte, narrada por Ben -obsesionado con encontrar en la poesía de Jakob la clave de su propia identidad- es más débil y pretenciosa. Utiliza la poesía para encuadrar las descripciones, recurso que resulta tópico y abusivo, casi una forzada continuación de toda la primera parte. Los detalles de erudición paleontológica llegan a cansar y sobra alguna pequeña escena erótica sin apenas interés.
Ángel García Prieto