Wisława Szymborska, poetisa, premio Nobel de Literatura 1996, nació en 1923 en Bnin, una pequeña ciudad del oeste de Polonia. A los 8 años se trasladó a Cracovia, donde estudió Filología polaca y Sociología; allí reside desde entonces. La obra de Szymborska está emparentada con la mejor poesía polaca de la segunda mitad del siglo, que cuenta con representantes de la talla de Tadeusz Rózewicz, Zbigniew Herbert o Czeslaw Milosz (premio Nobel en 1980). Estos autores escribieron casi toda su producción en plena dictadura comunista, lo que les forzó a inventarse un singular escepticismo que abrió nuevos caminos para la poesía.
Hasta ahora, de Szymborska sólo se conocían en castellano unos pocos poemas que se publicaron en la antología Poesía polaca contemporánea, editada por Rialp. Paisaje con grano de arena y El gran número, que ahora se editan, ofrecen una selección de poemas de los ocho libros que la autora ha publicado hasta la fecha, desde 1952 a 1993, en los que se muestra también su evolución y maduración poética.
Para Szymborska, no hay más universo que el de la experiencia cotidiana, y eso se manifiesta de manera coherente en su poética. Partiendo de un hecho de la vida corriente, a menudo casi insignificante, la premio Nobel construye con sutileza una reflexión sobre la existencia y las limitaciones humanas. Su estilo no se deja llevar por la gravedad; al contrario, levedad y condensación son rasgos constantes de su poesía, parca en la descripción de sentimientos y emociones. Sus poemas, desnudos de retórica y de artificios, abordan dudas, controversias y paradojas de la existencia con un ritmo casi aforístico y un mensaje siempre moral.
Sin dramatismos, con una actitud distante y leve, la poesía de Wisława Szymborska juega de manera irónica con las ideas. Sus condensados versos transmiten como sin querer un ligero escepticismo en la capacidad de las grandes ideas para transformar el mundo; desesperanza que arraiga en su predilección por lo pequeño, lo cotidiano, lo vulgar.