Anagrama. Barcelona (1997). 184 págs. 1.900 ptas.
La última novela del conocido autor italiano tiene, como Sostiene Pereira (ver servicio 99/95), un cierto carácter policiaco, aunque también aquí le interesa más la reflexión ética que se esconde tras la intriga. La historia arranca con el hallazgo de un cadáver decapitado en los alrededores de Oporto. Firmino, un joven periodista de sucesos, de amplias inquietudes intelectuales y profesionales, y Loton, un abogado excéntrico, metafísico y ácrata, intentan desentrañar el misterio del crimen, en el que vislumbran implicaciones del mundo de la droga y de policías corruptos.
Tabucchi se desenvuelve de manera acertada en los diversos planos narrativos. Todos los personajes tienen interés y en el caso del gitano Manolo, quien descubre el cadáver, traza un soberbio retrato de gran humanidad. También vuelve a sorprender su habilidad para describir el alma portuguesa, en este caso con el enfrentamiento entre Lisboa y Oporto. Firmino, el periodista, procede de Lisboa y manifiesta un acusado desdén por la ciudad norteña, pero acabará sintiéndose unido e identificado con su gente, sus calles y su gastronomía.
Como en otras obras, Tabucchi utiliza este argumento para novelar el abuso de poder, la tortura, las minorías marginadas y la miseria humana. Hay una razonable insistencia en la búsqueda de las claves que pueden explicar la brutalidad humana. La personalidad del abogado Loton, sus amplios conocimientos teóricos, que rayarían en la pedantería de no ser por su ternura, hacen que se pueda trascender el brutal asesinato de Damasceno Monteiro y plantearse el relato como una generalizada inquietud, incluso como una búsqueda.
Ángel García Prieto