Tusquets. Barcelona (1997). 394 págs. 2.900 ptas.
En los años finales del siglo XX, escritores de las más recientes generaciones tienden a revisar la historia de sus países en esta centuria, con especial atención puesta en hechos que en su momento no tuvieron apenas difusión, pero que ahora, en perspectiva, cobran relevancia. Tal es el caso del autor norteamericano David Guterson en su primera novela larga, cuya edición original es de 1994.
La obra, que ha recibido el premio PEN/Faulkner, trata el tema del racismo y la xenofobia en una sociedad aparentemente tan abierta y respetuosa como la estadounidense. La acción, situada en una isla del Pacífico, se desarrolla en 1954, a lo largo de un juicio por asesinato. Un pescador, hijo de emigrantes japoneses, ha sido acusado de la muerte de otro compañero de oficio, éste de origen alemán. Las autoridades y los convecinos de ambos creen que el móvil del delito sería la antigua pugna que durante años enfrentó a sus dos familias por la posesión de unas tierras de cultivo. Un argumento de corte policíaco, un tratamiento narrativo de carácter costumbrista y una problemática de signo sociológico sirven para mostrar el proceso por el que una pacífica comunidad de personas honorables se convierte en el escenario de acontecimientos trágicos. Las oleadas de rencores y prejuicios que éstos despiertan tienen su origen en las injusticias que los ciudadanos americanos de padres japoneses sufrieron durante la segunda guerra mundial. Incluso quienes merecieron condecoraciones militares por defender a su país eran vistos como enemigos, y sus familias quedaron privadas de derechos y recluidas en campos de internamiento. Estos hechos, años después, permanecen como una losa en la memoria colectiva del país y continúan provocando sufrimiento.
La narración, minuciosa, calculada para no dejar suelto ningún cabo argumental, y el estilo, muy realista pero de cuidadas matizaciones expresivas, revelan una más que notable capacidad creativa. El único desequilibrio que se puede señalar en la sobria dosificación de elementos novelísticos es el tratamiento naturalista que emplea para demostrar que todos los seres humanos son iguales, sean cuales sean sus rasgos físicos. Algo tan evidente no requiere como argumento de apoyo la descripción, esporádica pero pormenorizada, de la vida sexual de los protagonistas.
Pilar de Cecilia