El Taller de Mario Muchnik. Madrid (1998). 464 págs. 2.950 ptas. Traducción: Esther Benítez.
Tras el éxito obtenido hace años con De parte de la princesa muerta (ver servicio 147/88), historia romántica y trágica de una bella descendiente de los sultanes turcos, Kenizé Mourad vuelve ahora a revivir aquel tema, pero desde la perspectiva de la hija de aquella heroína.
Nacida en París en plena segunda guerra mundial, no conoció a su padre, el rajá de Badalpur, hasta contar veintiún años de edad. Mientras tanto, su infancia y juventud transcurren de modo más bien triste, en colegios y familias adoptivas de la capital francesa. Incluso cuando llega a la India, ansiosa de hallar por fin sus raíces familiares y un hogar permanente, la realidad no tiene que ver con lo que esperaba. Educada como europea, lleva mal el modo en que los indios musulmanes tratan a las mujeres. Su padre, despojado de tierras y títulos tras la independencia de la India, es bastante pobre, y sus hermanastros, hijos de una segunda esposa, la aceptan con reservas. Al paso de los años, nunca encontrará un lugar al que pertenecer, debido a su mestizaje racial y cultural.
La novela, muy distinta de su antecesora, no tiene nada de cuento oriental de Las mil y una noches, sino que se centra en problemas tan duros y prosaicos como la xenofobia racial, religiosa o social, la intolerancia y la discriminación contra la mujer. Los rechazos de la joven luchadora, inclinada por el feminismo islámico y en abierto desacuerdo con el catolicismo de su infancia francesa, son más patentes que sus preferencias ideológicas. El planteamiento narrativo, entre el periodismo y la novelística, es poco imaginativo y adopta más bien un tono de denuncia y alegato, acorde con el hecho de que la protagonista y narradora fue en París una activista de izquierdas. Pese a lo variado de la acción y a los continuos cambios de escenario, la obra no acaba de cuajar en una lectura interesante, porque su temática es demasiado amplia y dispersa.
Pilar de Cecilia