Con su novela Seda (ver servicio 89/97), este escritor turinés alcanzó un sorprendente éxito en toda Europa. En España, también había publicado con anterioridad el recomendable relato Novecientos (ver servicio 38/97). Tierras de cristal fue su primera novela.
En ella se narran una serie de situaciones protagonizadas por personajes decimonónicos que viven en la imaginaria ciudad europea de Quinnipak y que confluyen en el esclarecedor epílogo. Todos los personajes viven pendientes de sorprendentes destinos, marcados en algunos casos por la genialidad de los proyectos que comprometen su existencia.
La novela tiene páginas estilísticamente brillantes, donde sobresalen los experimentos vanguardistas. Sin embargo, el relato alterna pasajes fascinantes con otros repletos de vacuidad. Los personajes de esta parábola aparecen marcados por la derrota y la amargura. A pesar de su apariencia de levedad, es una novela dura, en la que el fracaso de la vida conduce al asesinato o al suicidio. Aunque no vengan mucho a cuento, tampoco se ahorran explícitas descripciones sexuales, que en ocasiones rozan la frontera de lo turbio.