Un anciano deja el pueblo y llega a Madrid para reunirse con una prima que habita en un suburbio cercano a un vertedero, donde sobrevive con lo que saca del depósito de basuras, para malvenderlo en el centro de la ciudad. La novela relata la primera semana del protagonista en la capital, en la que se verá envuelto sin quererlo en una serie de sucesos relacionados con delincuentes de diversos pelajes: unos que luchan por la supervivencia y otros que trabajan al servicio de un oscuro grupo poderoso, relacionado con la medicina, del que no termina de saberse exactamente su origen ni sus objetivos.
Ronda de noche es una novela de contrastes: el día y la noche; la bondad de unos y la maldad de otros; el ambiente en la ciudad moderna y opulenta, y en los barrios de desecho. Al terminar la lectura, uno tiene la impresión de que a la novela le falta algo, y no sólo por el final abierto, que deja bastantes cabos sin atar. Sin embargo, los dos primos y otros personajes de su entorno social están bien esbozados, resultan atrayentes en su bondad y en su inocencia frente al mal, porque, además, saben dar a la vida un tono positivo a pesar de la penuria en que viven. Este enfoque y el estilo, como siempre en Jiménez Lozano, que aquí refleja bien los modos de expresarse de personas de la tercera edad procedentes de ámbitos rurales, son lo mejor de esta breve novela.