Ediciones B. Barcelona (1992). 314 págs. 2.400 ptas.
Theo Faron, catedrático de historia en Oxford, decide escribir un diario el día 1 de enero del año 2021, cuando cumple los cincuenta y escucha por radio la noticia de la muerte, en un bar de Londres, del último niño que había nacido en el año Omega, 1995. En este diario vuelca sus reflexiones sobre el futuro de una sociedad decrépita, y adivina un mundo en decadencia, aburrido y monótono, experto en prolongar la vida y la vejez, donde un dictador -el guardián de Inglaterra- apenas puede hacer nada por acabar con las ceremonias de suicidios colectivos de ancianos. Sin embargo, en este horizonte agónico, surge como en un sueño imposible un renuevo, un niño cuyo nacimiento oculta y protege un grupo de conspiradores dispuestos a derrocar al tirano y a combatir la terrible plaga de esterilidad que azota al planeta.
La novelista inglesa P.D. James (Oxford, 1920) hace girar el relato no sobre una muerte, como en sus numerosas novelas policiacas, sino sobre el nacimiento de una vida. Con este fin teje una trama compleja e inventa un final razonable, tranquilo, que sirve de apoyatura para que el lector, si quiere, reflexione, pues plantea un enigma que hay que resolver.
La autora hace una simbiosis perfecta entre ciencia-ficción y realismo doméstico. Con estos elementos consigue una aproximada radiografía de lo que podría llegar a suceder en nuestra sociedad occidental, tan tecnificada y desprovista de valores humanísticos.
Todo el relato trasluce un eficaz dominio de la técnica narrativa, un estilo correcto y una notable agudeza psicológica para retratar a los diversos personajes. P.D. James es capaz, por ejemplo, de describir a uno de ellos por lo que compra en un supermercado. Es, sin duda, una novela interesante, que no pierde nunca su capacidad de entretener, pero que deja un mal sabor por su atmósfera pesimista.
Asun Donazar