EUNSA. Pamplona (1999). 213 págs. 2.100 ptas.
Este libro revela un pensamiento profundo y original que sale al encuentro de los interrogantes esenciales de la existencia humana. El autor los afronta con audacia, ofreciendo respuestas innovadoras a la vez que plenamente coherentes con la doctrina católica. El punto de partida es el siguiente: Dios es absolutamente ajeno al mal, que no figuraba en su proyecto creador. El mal fue introducido en el mundo por la acción del diablo que incitó al hombre a romper la alianza con Dios, suscitando en él la desconfianza hacia el Creador. El autor presenta como hipótesis un proyecto divino inicial distinto del que fue consecuencia del pecado: en la existencia terrena del hombre estarían ausentes el dolor, la enfermedad y la muerte, y la humanidad iría «caminando, por el crecimiento de su libertad en la gracia, hacia el encuentro con el Hijo de Dios».
Otra de las claves del libro es la valoración que se hace de la libertad humana: Dios respeta esa libertad porque lo que desea del hombre es su amor, y un amor que no se funda en la libertad carece de sentido. Este respeto a la libertad de cada hombre es la causa del drama de Getsemaní: durante esa noche, Jesucristo considera que la salvación, que Él deberá alcanzar a través de su pasión y muerte, será rechazada por la libertad de muchos hombres que optarán por el mal. El dolor de Jesús se acentúa ante la traición de Judas, que rechaza su amistad y su disposición a perdonarlo.
El simbolismo en torno a la «copa de la salvación» y la «copa de la perdición» es muy sugerente. A través de él se manifiesta el valor de la libertad como la clave de la relación entre Dios y el hombre.
Carmen Riaza