Rialp. Madrid (2000). 197 págs. 1.500 ptas. Traducción: Isabel de Ambia.
Primer volumen de las memorias de infancia de Pagnol (1895-1974), publicado en 1957: un libro ya clásico, ameno, lleno de humor y de un sentido esperanzado y optimista de la vida. En breves capítulos, el autor desgrana recuerdos de sus primeros años (la escuela, el veraneo, las aficiones cinegéticas de su padre y de un tío suyo…), con afecto hacia las personas (padres, hermanos y otros parientes), con frecuentes toques de ironía, pero sin ridiculizar a nadie. También señala algunos hechos decisivos en su formación: las primeras lecturas, el descubrimiento de la naturaleza en los paisajes provenzales, el despertar de la curiosidad y de los deseos de aprender…
Al hilo de los recuerdos, de múltiples detalles que denotan grandes dotes de observación, que reavivarán probablemente en más de un lector la memoria de su propia infancia, en un tono amable y distendido, Pagnol presenta las costumbres y las ideas de la época y los puntos de vista de los mayores tal como los interpretaba entonces aquel niño perspicaz: los contrastes entre la vida urbana y la rural; entre el noble idealismo, un tanto quijotesco, a veces, del padre y el sentido común de la madre; algunas discusiones sobre política… Pero, por encima de todo, el afecto, el interés por las personas, la mirada sonriente sobre los acontecimientos, el entusiasmo infantil ante la vida, el agradecimiento. Se leen o se releen con agrado estas vivas pinceladas sobre una familia de clase media de principios del siglo XX.
Luis Ramoneda