Rialp. Madrid (2000). 87 págs. 1.150 ptas.
Irene Sánchez Carrón (Cáceres, 1967) ha ganado el Premio Adonais de 1999 con este libro, cuyas ocho secciones responden a un esquema teatral: «Ensayos iniciales», «Personajes fuera de reparto», «Escenas principales», «Finales», etc. Según la autora, su propósito es rendir homenaje a la gente desconocida y sin brillo que interpreta las escenas de su vida.
Con lenguaje claro, la autora refleja en los poemas iniciales el dolor de esas personas anónimas («El tiempo va pasando / y el dolor nos visita día a día / y hay que ver cuánto cuesta / mantenernos en pie, / zarandeados por este traqueteo insoportable, / sin perder el equilibrio, la cordura…») y el pesimismo de su existencia. Cambia poco a poco la perspectiva y, aunque permanece el tono dolorido, ofrece mayor variedad en «Habitación de hotel. 1931», que recuerda mucho a los cuadros de Hooper, o «Jardín cerrado», donde reinterpreta un tema clásico. Pedro Salinas parece asomar en «Geografía», Blas de Otero en «Hombre», y Gimferrer y Gil de Biedma en «Adolescencia». En esta y en las siguientes secciones, la autora muestra de nuevo gran variedad de registros, imita el lenguaje de un «Oráculo», de un «Parte meteorológico» o de la «Tienda en casa». Y, aunque mantiene su tono dolorido, a veces asoma la esperanza («Bajo la nieve sueñan los caminos / con los días azules del deshielo»). De repente, en «Escenas principales» el amor y el deseo son los temas centrales de sus versos y el libro gana en intensidad gracias al empleo más habitual de la primera persona, a declaraciones sorprendentes y asociaciones llamativas. Resaltan más estos versos por el contraste con el tono sombrío de las secciones anteriores y por la inmediatez de su mensaje, mucho más directo. Las secciones finales recuperan las sombras y el dolor de la «Despedida», pero aún permiten a la autora mostrar su flexibilidad en un precioso bolero y en un largo poema último donde resume el planteamiento del libro: «Me asomo a una ventana sin paisaje. / Miro los muros de la patria mía, / sujetas brevemente sus ruinas / por sílabas, por notas suspendidas / como polvo de estrellas en la luz de los focos. / Suba el telón y siga el espectáculo».
Pedro L López Algora