Debate. Madrid (2000). 5ª edición. 176 págs. 1.800 ptas. Traducción: Guillermo Lorenzo.
Edward M. Forster (1879-1970) es un novelista más conocido desde que diversos libros suyos han dado pie a guiones para películas de James Ivory: Una habitación con vistas, Pasaje a la India, Maurice… Este libro suyo, que ya fue traducido al español en 1983, recoge un conjunto de conferencias dictadas en la primavera de 1927 en el Trinity College de Cambridge. Buen conocedor de la novela, tanto por escribirla como por leerla, despliega aquí su visión al respecto en diez conferencias nada académicas, muy personales, más bien charlas, en tono coloquial, con amenidad y humor.
Los aspectos a los que se refiere el título son agudas observaciones sobre libros y autores, muchas veces comentarios de sus recetas de estilo o de estructura, cosa que solo puede hacer bien otro cocinero-autor. Son con frecuencia críticas amables o irónicas, valoraciones ponderadas y, en general, forman un estudio experimentado de lo que es y ha sido la novela, y algo sobre lo que debería ser. Solo se refiere a la literatura de habla inglesa porque, dice con sinceridad, no conoce bien las otras. Pero, puesto que no es un trabajo técnico ni de magisterio estricto, resultan válidas para cualquier lengua y país. Válidas para un público lector culto.
Aunque todo es muy sutil y casi inasible, personalísimo -si leer sus charlas es una diversión, oírle debió de ser una fiesta-, sí puedo señalar los temas: la historia, comparada o casi, de la literatura; la diversa gente lectora; los argumentos y su importancia; la fantasía del autor; la literatura como profecía o menos; la forma del escrito y su ritmo como elementos capitales; y concluye con una perspectiva de futuro de la novela aun más sutil e inasible, e irónica, que todo lo anterior.
Es curioso advertir que este autor, que habla de la belleza y del arte, no muestra -ni implícitamente, como si no existiera en su vida-, ninguna convicción trascendente, ni su contrario, sino una ausencia, un vacío. Si bien hay referencias morales, no están objetivamente fundamentadas en la naturaleza humana, sino en una vaga aceptación, que podría ser la costumbre, el sentimiento, un anhelo subjetivo no precisado… Bien es cierto que en sus novelas hay de modo principal un esteticismo elegante, sentimientos como hechos o datos, buenas maneras como conducta, el vicio y el crimen más parecen una falta de buen gusto que pecado o delito…, lo cual concuerda con su «ideología explícita».
En todo caso, la inteligencia y la agudeza crítica de Forster, su constante humorismo, hacen de la lectura de estas charlas un goce intelectual.
Pedro Antonio Urbina