Anagrama. Barcelona (2000). 184 págs. 1.900 ptas.
Libro a libro, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) está construyendo una de las trayectorias más innovadoras del panorama literario español. Ya en 1985 Historia abreviada de la literatura portátil supuso la irrupción de un escritor que se desmarcaba deliberadamente de las tendencias más visibles de la novela contemporánea española. Ahora este nuevo libro consagra a Vila-Matas como un escritor sorprendente, imaginativo, lúdico, alguien para quien el mundo de los escritores y los personajes que han sido capaces de crear son la principal fuente de sus entretenidas, excéntricas y metaliterarias novelas.
El oficinista Bartleby es el conocido personaje de un relato del mismo nombre de Herman Melville. Bartleby arrastra una vida abúlica, desganada, monótona; su única respuesta a las propuestas que le hacen es «Preferiría no hacerlo». Su apática actitud siempre ha llamado la atención, y Vila-Matas convierte su desdén hacia la vida en el paradigma de los escritores de lo que él llama la literatura del No.
Como ya hiciera en Historia portátil…, donde creó la secta de los escritores shandy, en Bartleby y compañía, con una técnica que mezcla la novela y el ensayo, Vila-Matas selecciona algunos pasajes de las vidas de aquellos escritores que, en un momento dado, deciden dejar de escribir como una radical opción literaria. Así lo explica el narrador y protagonista de esta novela, fascinado por estos escritores: «Hace tiempo ya que rastreo el amplio espectro del síndrome de Bartleby en la literatura, hace tiempo que estudio la enfermedad, el mal endémico de las letras contemporáneas, la pulsión negativa o la atracción por la nada que hace que ciertos creadores, aun teniendo una conciencia literaria muy exigente (o quizás precisamente por eso), no lleguen a escribir nunca». La lista de escritores ágrafos es importante: Rimbaud, Robert Walser, Felipe Alfau, Juan Rulfo…
Las anécdotas que rescata Vila-Matas son muy jugosas, así como las citas que engarza en la novela. La estructura es novedosa: el libro está compuesto de las sucesivas notas a pie de página de un texto inexistente. También está muy conseguido el equilibrio entre lo que es el ensayo literario y la novela propiamente dicha. El narrador y rastreador de Bartlebys, su carácter, sus filias, sus obsesiones, sus pretensiones se conjugan bastante bien con la descripción de las vidas de aquellos escritores que han optado libremente por el silencio. El narrador es otro heredero del Bartleby de Melville: «Nunca tuve suerte con las mujeres, soporto con resignación una penosa joroba, todos mis familiares más cercanos han muerto, soy un pobre solitario que trabaja en una oficina pavorosa. Por lo demás, soy feliz».
Libro imaginativo, empapado de humor, de increíbles reflexiones literarias que hacen realidad la cita de Jean de la Bruyère que abre la novela: «La gloria o el mérito de ciertos hombres consiste en escribir bien; el de otros consiste en no escribir».
Adolfo Torrecilla