Para escribir una biografía sobre Juan Pablo II, George Weigel parte con ventaja. Profesor de Ética como el propio biografiado, intelectual escuchado por sus artículos sobre religión y vida pública, Weigel entiende y profesa la fe católica. Si a esto se le añade un acceso privilegiado a colaboradores muy cercanos al Pontífice y varias horas de encuentros con el Papa, por fuerza el resultado debe superar a las precedentes biografías.
Estamos ante una obra de notables dimensiones, con dos partes muy cla ras: antes y después de la elección del car denal Wojtyla como Sumo Pontífice. Weigel ha hablado con muchos testigos directos de la «parte polaca» de la vida del Papa, lo que da a esa sección de la obra una frescura y una novedad que quizá es menor cuando aborda el pontificado. Da la impresión que estos años quedan dominados por los documentos, los discursos y las tomas de posición, mientras se pierde ligeramente el «personaje interior».
No hay descubrimientos sensacionales en el relato de la infancia, adolescencia y juventud de Karol Wojtyla, pero Weigel explica con precisión el origen familiar de sus padres -hasta ahora se conocía poco-. Un aspecto importante es la influencia que tuvo el teatro en la personalidad de Wojtyla. Según Weigel, fue decisivo en su formación, hasta el punto que pensó en dedicarse profesionalmente al teatro. Cuando decidió ser sacerdote, su maestro escénico pasó una noche entera intentando convencerle de que podía ser más útil a Dios como actor que como cura, afortunadamente sin conseguirlo.
Los años de la guerra, como justamente subraya Weigel, tuvieron un impacto extraordinario en el Papa, empujándole a dedicar su vida a la defensa de la dignidad de las personas a través del sacerdocio. Muy bien explicado queda el pensamiento filosófico del profesor Wojtyla, lo que, como es sabido, no es siempre fácil. Importante también para comprender a este Papa y su especial relación con los jóvenes es el trato frecuente que tuvo con universitarios de Cracovia en los años de la posguerra y cómo esta amistad se ha prolongado a través de las décadas, acompañándoles en el noviazgo, el matrimonio, los hijos, etc.
Weigel desmiente la pretendida distancia entre el cardenal Wojtyla y el primado Wyszyński, tesis sostenida por el periodista Tad Szulc en su biografía del pontífice. Lo distinto era el modo de afrontar el comunismo: Wojtyla abordaba el marxismo como intelectual, de mostrando su falsedad, mientras que el primado tenía que hacerlo como líder de la Iglesia católica en Polonia.
Al llegar al pontificado entramos en la parte más conocida de la vida del Papa. Mientras sobre el Cónclave no hay grandes novedades, es interesante el impacto en la vieja Curia romana, que tiene ciertas dificultades para adaptarse a un Papa viajero, montañero y sin complejos. Weigel describe bien los actos del pontificado, los viajes, las tomas de posición ante los graves problemas de la Igle sia católica, las grandes decisiones -los nombramientos de Ratzinger y Lustiger, la convocatoria de los sínodos holandés y norteamericano, el caso Lefebvre, etc.- y se entusiasma ante los principales documentos del Papa, como las encíclicas doctrinales y morales, la doctrina sobre el matrimonio y la sexualidad, y los textos sobre la mujer, que considera de una novedad radical.
Un reproche que se ha hecho al libro es de una visión demasiado «americana», con una excesiva polarización en torno a los Estados Unidos y los problemas de la Iglesia católica en ese país. Quizá por esta razón Weigel parece entender poco la doctrina social del Papa y sus críticas al liberalismo económico en las encíclicas Laborem exercens y Centesimus annus. También parece poco matizada la descalificación que hace -al hablar de la teología de la liberación- de la jerarquía latinoamericana tradicional, acusada de ser una aliada de la oligarquía y del poder y de poco interés hacia los pobres. Asimismo, contrasta con la seriedad manifestada en la mayor parte de la obra la superficial explicación que dedica a la erección de la prelatura del Opus Dei en 1982.
En resumen, un libro interesante en lo que hace referencia a la vida del Papa hasta su elección, bien documentado sobre el pontificado -con las excepciones señaladas- y realizado desde una perspectiva de comprensión, casi siempre admirativa, hacia Juan Pablo II.