Seix Barral. Barcelona (2001). 187 págs. 2.200 ptas. Traducción: R.M. Bassols.
El apicultor es una novela que, como Nieve, otra obra del francés Maxence Fermine publicada recientemente en Anagrama, tiene un estilo poético, brillante y vital. La sensación de luz llena todo el relato, que se desarrolla en Provenza y en algunas de las tierras cálidas de la cuenca del Mar Rojo.
La fuerza del optimismo y el deseo de un joven apicultor, Aurélien Rochefer, le arrastran a la búsqueda de un sueño, de un aventurado viaje iniciático en el que podrá descubrir la quimera del amor y del sueño creativo de Apípolis, la ciudad de las abejas: «Aurélien creó este sueño sublime y preciso del paraíso, un sueño que iba a cambiar el curso de su vida».
El argumento de la novela se basa en el exótico desarrollo de un sueño de ida y vuelta. Durante el proceso, Aurélien sufrirá una importante transformación que le llevará a mirar de manera muy distinta la realidad que le rodea. Todo ello escrito con un estilo de resonancias líricas y oníricas. No es casual que el joven protagonista se apellide Rochefer (Roca-hierro), porque la fortaleza es la mejor manifestación de su carácter, a la vez que se muestra extremadamente sensible. Tampoco es casual la serie de aventureros y caciques que se cruzan en su sueño-existencia. Pero una misteriosa mujer africana y un excéntrico sabio inventor son los personajes que más van a marcar la orientación de su vida y su sueño.
Una novela leve, bella y poética. Como se lee en ella, «todos los libros vienen de los sueños, y todos los sueños vienen de los libros». Un buen resumen de la peripecia onírica que vive Aurélien.
Ángel García Prieto