Planeta. Barcelona (2001). 249 págs. 2.750 ptas.
El secreto de la lejía, último premio Azorín de novela, cuenta la historia de una joven gallega que sueña con ser escritora y que se traslada a Madrid para participar en un programa de radio donde se van a leer sus poesías. En principio, su estancia iba a ser sólo de un fin de semana, pero los días pasan sin que África, la protagonista, atrapada en una imprevisible maraña de acontecimientos, consiga regresar a la aldea gallega de la que procede. Sin ser muy consciente de lo que pasa a su alrededor, pero participando activamente en un juego cada vez más complicado, África descubre el Madrid desquiciado y confuso de los años ochenta, donde abundan personajes grotescos y extravagantes, con los que establece una misteriosa relación e identificación.
La primera parte de la obra está concebida como una entretenida novela iniciática, con un cierto apoyo en la propia biografía de la autora, aunque esto es sólo una anécdota; sin embargo, a medida que avanza, la trama se complica y entra en el terreno de lo simbólico, con una historia paralela centrada en el misterio que rodea la vida de una pintora neurótica, Piedad Hero, que acaba por adueñarse de la narración. De manera indolente, casi forzada por unos acontecimientos que se le escapan, África acaba por hacer suyas las contradicciones de Piedad, lo que transforma de manera radical su vida.
La novela está bien escrita y trabajada, y la autora acierta al romper un argumento que parecía bastante previsible. Quizá abuse del recurso de dejar cabos sueltos en la trama con el fin de fomentar la confusión y hacer así más verosímil el desarrollo de los acontecimientos; pero esto potencia el lado irreal de la novela, su faceta más interesante.
Castro (Foz [Lugo], 1966) alterna la poesía con la novela. Antes había publicado El somier (1990) y La fiebre amarilla (1994, ver servicio 3/95).
Adolfo Torrecilla