Protagoniza esta compleja novela un anciano profesor universitario, docente de un selecto centro del Este norteamericano, que fue destituido de su cargo de decano por la acusación de racismo lanzada por una alumna negra. La injusticia de esta denuncia le sume en la amargura, deja la cátedra y cuando muere su mujer se recluye en voluntaria soledad, rota sólo por la relación con una amante muchísimo más joven que él. Uno de los pocos amigos que le quedan, escritor profesional, intenta reconstruir su historia y, tras su muerte en accidente de tráfico, descubre el sorprendente secreto que siempre ocultó.
Una vez más, Roth enfrenta el tema de la decadencia de la genuina sociedad norteamericana, tan frecuente en sus libros. En esta ocasión, parte del escándalo protagonizado por el presidente Clinton y la becaria Lewinsky para criticar lo que define como el «placer más traicionero y subversivo» de los americanos: «el éxtasis de la mojigatería». Entre el profesor y Clinton se traza un claro paralelo, aunque el primero no sea destituido por razones sexuales.
A través de una acción densa y por medio de un estilo predominantemente indirecto, con poco diálogo, el autor revisa el entramado social de su país, sin que falten entre los hilos que maneja los veteranos de Vietnam, las adolescentes violadas por los nuevos maridos de sus madres, la fiebre de la corrección política y las intrigas arribistas en la Universidad. Su visión, amarga hasta el pesimismo, está expresada con una técnica novelística experta y firme, aunque no amena, y a través de un lenguaje reflexivo que exige atenta lectura. Sin embargo, a esta novela le falta profundización temática y le sobra cierta dispersión en el desarrollo del argumento, muy sobrecargado de referencias testimoniales. Entre los elementos que menos favorecen al conjunto están también la abundancia de términos obscenos y la crudeza de alguna referencia erótica.