Plaza & Janés. Barcelona (2001). 430 págs. 3.350 ptas. Traducción: María Eugenia Ciocchini.
Narra esta novela la vida de una mujer nacida en China a principios del siglo XX y que tras la revolución comunista emigró a Estados Unidos. La segunda parte de su historia, transcurrida en América, la cuenta su hija desde San Francisco, donde la protagonista, ya anciana, manifiesta los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
La primera parte, dedicada a la juventud de la hija de un curandero chino, es un relato lleno de fuerza dramática, en el que Amy Tan revive con gran acierto el paisaje, costumbres y mentalidad del país de sus antepasados, utilizando un lenguaje delicado y muy expresivo. Los capítulos que refieren la vida norteamericana de su hija resultan, por contraste, de un realismo poco imaginativo. Aunque es evidente este desnivel, queda sin embargo un foco de atracción radicado en los sentimientos que vinculan a madre e hija entre sí y con otros parientes. Está bien logrado también el contraste entre la rudeza de la vida en China y el espíritu más amable de la sociedad californiana, pese a sus prisas e inquietudes.
Buen estilo, personajes atractivos y acción variada hacen muy entretenida la lectura de esta obra, donde se revelan con claridad las diferencias culturales y morales entre Oriente y Occidente, tema habitual del resto de las novelas de esta escritora de origen chino: La esposa del Dios del Fuego, El club de la Buena Estrella y Los cien sentidos secretos (ver servicio 52/96). También quedan bien reflejadas las coincidencias básicas del corazón humano en sus aspiraciones a la felicidad y en su tendencia al bien. A las debilidades de conducta y el permisivismo dominante en Estados Unidos se alude en términos discretos, lo mismo que al primitivismo ético del paganismo oriental.
Pilar de Cecilia