El libro de Carlos Javier Alonso contiene todos los elementos necesarios para poder comprender con detalle los intríngulis de la evolución práctica de las teorías de la evolución. Lleno de datos eruditos, pero de lectura no farragosa, permite hacerse una idea cabal de la génesis y desarrollo del pensamiento evolucionista.
En los primeros trece capítulos se traza un recorrido histórico a través de los veinticinco siglos que separan nuestros días del nacimiento de la ciencia y la filosofía en la Grecia clásica, tomando como eje la idea de evolución. A lo largo de estas páginas, nombres como los de Linneo, Buffon, Lamarck, Cuvier, Darwin, Wallace, Goldschmidt, Eldredge, Gould y tantos otros… jalonan los hitos de esta historia apasionante.
Lo mejor de la obra es, tal vez, el penúltimo capítulo, el XIV, en el que se estudia el conflicto entre el autodenominado «creacionismo científico», propio de ciertos grupos fundamentalistas norteamericanos, y el evolucionismo. El autor sostiene la compatibilidad entre una concepción evolutiva del desarrollo de la Naturaleza y la afirmación de una creación de la misma, compatibles por el hecho de tratarse de dos cuestiones que están en planos distintos(natural-inmanente y metafísico-trascendente).
Lo menos bueno, quizás, sea el último capítulo del libro, el XV, que trata sobre el origen y la evolución del hombre, donde ciertas imprecisiones y alguna omisión importante le restan brillantez. Merecen, por otra parte, una mención especial los capítulos V y VI, dedicados a Darwin y el darwinismo respectivamente, y el XIII, consagrado al estudio de la crisis del neodarwinismo.