Crítica. Barcelona (2000). 244 págs. 2.900 ptas. Traducción: Javier García Sanz.
Paul Davies es un físico y afamado escritor de divulgación científica que ha publicado obras de éxito comercial como Dios y la nueva física, La mente de Dios o El Universo desbocado: del Big Bang a la catástrofe final. En El quinto milagro se sale de su campo de acción habitual y aborda un tema apasionante: el origen de la vida. Cuando en 1953 Miller y Urey dieron a conocer los resultados de sus experimentos, parecía que la respuesta definitiva iba a ser hallada bien pronto. Casi medio siglo después las cosas se ven de una forma mucho más escéptica.
Con gran honestidad Davies reconoce en numerosas ocasiones que no sabemos cómo empezó la vida en la Tierra ni en ningún otro lugar si es que lo hizo fuera de nuestro planeta (hipótesis de la Panespermia). Tampoco sabemos cuál fue el ambiente en el que lo hizo. Tener que explicar sucesos que acaecieron hace unos 3.800 millones de años supone afrontar un reto abrumador. ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? Para que pueda desarrollarse la vida ha de haber ácidos nucleicos (concretamente ADN) y proteínas. Ahora bien, sin proteínas no hay ácidos nucleicos y sin estos no se pueden fabricar las proteínas. ¿Cómo se las compuso la naturaleza para salir de este círculo vicioso? Sigue siendo un misterio por resolver que Davies aborda en el capítulo quinto.
El autor siente una especial debilidad por la posibilidad de existencia de vida en Marte, aunque reconoce que no se tienen pruebas concluyentes.
¿Hay vida inteligente fuera de la Tierra? Puede ser, afirma el autor, pero la posibilidad de contactar con ella es ínfima, lo que no debe ser un óbice para seguir investigando.
En definitiva, El quinto milagro. La búsqueda del origen y significado de la vida aborda uno de los temas más apasionantes, que, como reconoce el autor, «tiene implicaciones para la filosofía e incluso la religión». De hecho, el título del libro hace referencia al relato bíblico; según el autor, los cuatro milagros previos serían: la creación del cosmos, la creación de la luz, la creación del firmamento y la de la tierra seca; el surgimiento de la vida sería «el quinto milagro». La apuesta personal de Davies, realizada desde un materialismo naturalista, es que si la ciencia quiere llegar a poder explicar cómo nació la vida necesitará hacerlo recorriendo las sendas de nuevas leyes. Él propone las «leyes de la complejidad emergente» o «leyes de la información». Sin embargo, se limita a enunciarlas sin proceder a un desarrollo explicativo. De esta suerte, y como suele suceder con cierta frecuencia, parece dejar al lector ante un nuevo conejo sacado de la chistera cientificista.
Carlos A. Marmelada