Alfaguara. Madrid (2001). 278 págs. 2.850 ptas.
Con su última novela, La ruina del cielo (ver servicio 184/99), el escritor Luis Mateo Díez (1942) consiguió el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica. Poco después fue nombrado académico de la Lengua. Estamos, pues, ante un escritor consagrado, con una amplia trayectoria literaria, iniciada en 1972 con Memorial de las hierbas. En los últimos meses, además, han coincidido en las librerías varias obras suyas: Las palabras de la vida (Temas de Hoy, 2000), libro biográfico donde Mateo Díez reflexiona sobre su literatura; El pasado legendario (Alfaguara, 2000), volumen en el que se han reunido algunos relatos inéditos y diferentes libros del autor ya publicados, y que van desde Apócrifo del clavel y la espina (1977) hasta Días del desván, libro sobre su infancia en Villablino (León) (ver servicio 180/97); el último en aparecer ha sido El diablo meridiano.
Este libro contiene tres relatos largos que guardan una misma relación espacial y temporal, y remiten también a ese espacio mítico y realista que ya es una de las señas de identidad de la narrativa de Mateo Díez. Formalmente, pues, son relatos realistas, con una especial elaboración de los materiales estructurales y lingüísticos, con un estilo de resonancias orales donde lo legendario, lo onírico y lo popular crean una atmósfera simbólica. La inconfundible huella de Mateo Díez se manifiesta en que los protagonistas de los tres relatos ejemplifican su «heroísmo del fracaso»: personajes perdedores, desarraigados, extraviados, que -con palabras del autor- «seguramente tienen que ver con mi idea de que el ser humano está siempre descalabrado, tipos con un grado importante de desconcierto, que no acaban de entender la vida pero sí son dueños de la pasión de vivirla».
En la primera historia, «El diablo meridiano», mediante la técnica del contrapunto y un deliberado desbarajuste cronológico, tres personajes luchan por encontrar sentido a unas vidas fracasadas, sin apenas expectativas. La misma ambientación sórdida aparece en otro relato, «Pensión Lucerna», donde la casualidad reúne en una noche a un desolado grupo de pensionistas que esconden amargos secretos que han quebrado sus vidas. «La sombra de Anubis» se sale, en principio, de esta agobiante atmósfera, ya que el narrador indaga sobre el destino de uno de los profesores de sus años de instituto, aunque el desenlace final supone volver de nuevo al fatalismo.
La literatura de Luis Mateo Díez sorprende por la influencia de la literatura popular y la huella de Cervantes y Galdós, Clarín, Baroja y Valle. Esto da a su prosa y a sus temas un aroma tradicional y de memoria que poco tiene que ver lo que transmite la avalancha de escritores actuales, de gustos mucho más urbanos. Sin embargo, en todo Luis Mateo Díez hay como una insistencia en elaborar la estética de un mundo desquiciado, de personajes perdedores que aparecen marcados por el destino esquivo y por una realidad donde no hay sitio para los nobles sentimientos.
Adolfo Torrecilla