Alfaguara. Madrid (2001). 232 págs. 2.450 ptas. Traducción: Roger Moreno.
Las dos novelas anteriores de Inma Monsó (Lleida, 1959), Nunca se sabe (ver servicio 75/98) y Como unas vacaciones (ver servicio 184/99), ambas publicadas en Tusquets, descubrieron a una narradora inteligente, con una singular manera de abordar los conflictos contemporáneos, en la que revelaba sentido del humor e ironía, además de un excelente trabajo literario.
Las mismas características están presentes en su última novela, Todo un carácter, en la que disecciona las relaciones entre una madre y una hija en un contexto actual. La narradora es la hija, una mujer ya adulta, licenciada en Derecho. Mientras prepara unas oposiciones, decide describir la fascinación que siente por su madre, combinando la crítica con la admiración. A través de escenas y momentos muy cotidianos, Julia, la narradora, explica a los lectores la actitud de su madre ante la vida, en la que sobresale su agudeza para resolver algunos conflictos domésticos y sus valoraciones sobre los acontecimientos diarios, la mayoría de ellos intrascendentes.
La novela está traspasada siempre por un sutil sentido del humor, que rebaja la ironía y humaniza las diferencias que mantienen madre e hija. No hay ningún interés sociológico por mostrar las diferencias generacionales, ni tampoco un interés que podríamos llamar feminista por reivindicar ninguna cuestión de género. Lo que la autora desea es entrar a fondo en las aparentes contradicciones que existen entre madre e hija para constatar, a medida que avanza el relato, que la hija tiene más puntos en común con su madre de los que ella estaba dispuesta a admitir.
Quizá, lo que le falte a la novela sea una trama un poco más consistente, lo que hubiese permitido introducir alguna que otra variante en la línea argumental; también el final es un tanto obvio. Sin embargo, nada de esto resta méritos a una novela que se lee muy bien y en la que Inma Monsó confirma su talento para reflexionar sobre las relaciones humanas.
Adolfo Torrecilla