Anagrama. Barcelona. (2001). 369 págs. 15,03 €.
Novela de espionaje que constituye una especie de homenaje póstumo a los relatos inspirados en la guerra fría entre Occidente y Rusia. La obra, premio Herralde 2001, narra las actividades de una serie de agentes de la desaparecida República Democrática Alemana, instalados en España a la espera de unas órdenes de reactivación que no acaban de llegar.
El autor utiliza el género de espías como base para trazar una parábola del tiempo actual, caracterizado por las crisis y los desencantos ideológicos. Los protagonistas viajan, se encuentran, hacen planes, coordinan preparativos e incluso matan enemigos, sin que se sepa muy bien el porqué y el para qué de sus actos, más allá de la pura inercia profesional y de la nostalgia.
Al revés de lo que ocurre habitualmente en las novelas de este género, el relato no se centra en la acción externa, sino en la interioridad de unos personajes cada vez más desorientados y desligados de la realidad. Y es que, pese a su apariencia, se trata sobre todo de una historia simbólica de desapariciones, decadencias y cambios que ponen de manifiesto la extinción del siglo XX.
Bien escrita, un tanto compleja en su estructura narrativa, con muchos personajes y situaciones de sentido poco claro, la obra resulta de lectura fácil, de comprensión difícil y de efecto nada ameno. Su contenido, hecho sobre todo a base de carencias y desafecciones, produce una implícita impresión de vacío moral.
Pilar de Cecilia