En el extrarradio de Lieja (Bélgica), pasa consulta una joven doctora, Jenny, junto a un residente que acaba de terminar la carrera. Una noche suena el timbre, pero Jenny está ocupada y decide no abrir. Al día siguiente, la doctora se entera de que han encontrado, no lejos de allí, a una joven muerta.
Los hermanos Dardenne aciertan con un tema que resulta políticamente incorrecto. En un mundo en el que se ha puesto de moda buscar culpables de todo, a la vez que eximirse uno mismo de cualquier responsabilidad, estos cineastas proponen como heroína a una mujer que tiene remordimientos por un suceso del que no es culpable, pero en el que ha intervenido “por omisión”.
El guion y la puesta en escena siguen el mismo esquema de Dos días, una noche, ya que la cámara no se separa de la protagonista. El film parece policiaco, pero en realidad lo importante no es el resultado de las pesquisas detectivescas, sino el proceso de dilatación humana de la doctora, y de otros personajes del film. Además, la cinta es un bello elogio de la profesión médica y de la ética profesional.