Wanda es una madre de familia vienesa progresista, feminista y atea. Un día, su hija adolescente, Nina, educada en los principios de moda, se presenta en casa envuelta en un hiyab y dice que se ha convertido al islam y que ahora se llama Fátima. Wanda tendrá que replantearse muchas cosas para afrontar la nueva situación.
La película tiene la virtud de llevar hasta el fondo los postulados del relativismo moderno, pero tiene el lastre de no llegar a ningún puerto novedoso. A pesar de estar bien dirigida e interpretada, no consigue volar alto ni explotar suficientemente la complejidad de los temas.