De África, dos noticias de signo contrario: a pesar de los avances en la investigación de un remedio efectivo contra la malaria, esta enfermedad continuará golpeando a las poblaciones al sur del Sahara todavía durante décadas. La poliomielitis, en cambio, sí que tiene “fecha de caducidad”.
Un artículo de The Guardian cita al Dr. Pedro Alonso, director del programa contra la malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El ejecutivo señala que la institución continúa comprometida con la eliminación del parásito que causa este mal, un propósito que se fijó en el ya lejano 1948, pero afirma que se seguirá hablando de millones de casos en la citada región geográfica a mediados del presente siglo.
Según el rotativo, el primer programa global de erradicación de la malaria se extendió de 1955 a 1969 y acabó con ese flagelo en varios países, pero no se aplicó en África subsahariana, que paradójicamente era la zona más crítica. La ausencia de una “victoria total” sobre la enfermedad terminó desanimando la investigación y los esfuerzos por un mayor control.
El 21 de agosto se cumplieron tres años desde que Nigeria reportara un nuevo caso de poliomielitis
“La malaria regresó entonces como una venganza y murieron millones de personas –apunta un informe de varios expertos de la OMS, citado por el diario–, y tomó décadas que el mundo estuviera listo para combatir” la enfermedad.
Así, en 2007, el respaldo de la Fundación Gates propició la entrega de millones de mosquiteros impregnados de insecticida, así como el desarrollo de nuevos fármacos y una vacuna. Pero aunque todo ello redundó en una reducción del número de enfermos y víctimas mortales, no ha sido suficiente. Los progresos en la erradicación se han estancado en los últimos dos años, con lo que se hace difícil conseguir el deseado índice de reducción del 90% para 2030.
“Incluso con nuestras proyecciones y escenarios más optimistas, enfrentamos un hecho innegable: usando las herramientas actuales, todavía tendremos 11 millones de casos de malaria en África en 2050. En estas circunstancias, es imposible dar una fecha límite para declarar la erradicación de la enfermedad, formular un plan operacional confiable para lograr este objetivo o asignarle un presupuesto concreto”.
De momento, dice el informe de la OMS, no hay una “bala de plata” contra este mal.
El horizonte, en 2020
Mejores perspectivas tiene, en cambio, la lucha contra la poliomielitis. La revista británica The Economist subraya el hecho de que el 21 de agosto se cumplieron tres años desde que Nigeria, el país más poblado de África, informara del útlimo caso de la enfermedad, con lo que 2020 puede ser el año en que se declare al continente libre de ese mal.
La polio, una enfermedad infecciosa que afecta el sistema nervioso de la persona y puede causar desde parálisis hasta graves problemas respiratorios e incluso la muerte, llegó a ser endémica en 125 países y a paralizar cada año a 350.000 niños. Entre las naciones desarrolladas, EE.UU. –cuyo presidente Franklin D. Roosevelt la padeció– fue el primero en cortar la transmisión del virus y declararse libre de polio en 1979. Europa lo logró en 2002.
Los progresos en la erradicación de la malaria se han estancado en los últimos dos años; será difícil conseguir la reducción del 90% para 2030
En los países en desarrollo, en cambio, la erradicación llevó más tiempo y recursos. “Durante décadas, decenas de miles de trabajadores de la salud han marchado a áreas remotas y peligrosas para vacunar a casi 3.000 millones de niños. El resultado es que, en los últimos 30 años, la incidencia de la polio ha caído en un 99%. En 2018 hubo solo 33 nuevos casos de la enfermedad”.
Nigeria ya se había declarado libre de polio en 2015, pero el año siguiente se registró un brote. Otros sitios donde han aparecido decenas de casos nuevos son Pakistán y Afganistán, mientras que en Siria hubo un brote en 2013 y otro en 2017.
“Las guerras y otras formas de violencia dificultan que se inmunice a todas las comunidades, pero la victoria en la batalla por erradicar la polio está razonablemente cerca”, concluye la publicación.
Matar al que mataUn hongo genéticamente modificado que elimina a los mosquitos portadores de la malaria, es uno de los últimos hitos científicos en la lucha contra esa enfermedad. Pruebas realizadas en Burkina Faso han arrojado resultados alentadores: investigadores de la Universidad de Maryland seleccionaron un hongo, el Metarhizium pingshaense, que suele afectar a estos insectos, y lo modificaron para que produjera una toxina que se encuentra en el veneno de algunas arañas. En apenas 45 días, la población de mosquitos en contacto con el hongo se redujo en un 90%. |