Con Retrato del voluntariado en España, la Fundación Telefónica presenta la radiografía de una actividad que se extiende cada año a nuevas áreas. Solo uno de cada tres voluntarios actúa a través de organizaciones, mientras que el resto vive una solidaridad informal y sin etiquetas. La necesidad de atraer jóvenes e integrar el talento en estructuras poco abiertas son dos de los mayores desafíos.
El número de colaboradores con las ONG no deja de crecer en España. Entre 2014 y 2018 la proporción de mayores de 18 años que contribuye de manera solidaria ha pasado del 30% al 42%. Este porcentaje incluye a todos los que aportan cuotas a una organización; los que contribuyen económicamente sin afiliarse o donan en especie, y los que realizan tareas de voluntariado. Además, el voluntariado está en un proceso de transformación y, a las vías tradicionales de ayuda social -el acompañamiento y el cuidado de personas vulnerables–, se les suman otros modelos ligados a la formación profesional, la empresa o la tecnología digital, como el llamado voluntariado on line.
Estas son las principales conclusiones del informe Retrato del voluntariado en España, elaborado por la Fundación Telefónica, que cifra el total de voluntarios de España en 2,5 millones de personas mayores de 14 años –un 6,5% de la población de esas edades– en 2018. Precisamente, contabilizar a las personas más jóvenes ha puesto de manifiesto la acción solidaria ligada a las aulas, una de las tendencias en el crecimiento del voluntariado que se destacan en el estudio.
Educar en la solidaridad
Desde el año 2000 es habitual que los centros educativos potencien proyectos de aprendizaje-servicio, acciones propias de voluntariado o en colaboración con ONG, como carreras solidarias o recogidas de alimentos, con un planteamiento pedagógico: se trata de educar en competencias esenciales y forjar el carácter voluntario, a la vez que se enseña a los alumnos a ser buenos ciudadanos por medio de la generosidad.
El total de voluntarios de España es de 2,5 millones de personas mayores de 14 años, un 6,5% de la población de esas edades
Nieves Arce, una de las expertas que han participado en el informe y miembro de Tejiendo Compromiso Social en Red (Escuelas Católicas), señala que el trabajo con la infancia y la adolescencia se convierte en “un semillero del futuro voluntariado: si se sensibiliza en la cultura de solidaridad, se fortalece el compromiso personal y social en el futuro”. A la vez, las propias instituciones que potencian las acciones voluntarias se benefician porque se convierten en un nudo de solidaridad y se abren al entorno.
En este marco, un voluntariado creciente es el que impulsan los alumnos de ciclos de formación profesional y universidades. Solo en el curso 2017/18 se impulsaron 1.957 proyectos de voluntariado en educación superior, que aglutinaron el trabajo de cerca de 19.800 alumnos. Algunos de ellos, como Adopta un abuelo, de amistad intergeneracional, o Amigos para siempre, que ofrece apoyo educativo a niños que viven en centros de acogida de la Comunidad de Madrid, han sido premiados por la Fundación Mutua Madrileña, que organiza un certamen anual para potenciar las acciones universitarias.
Voluntariado en el campus
Silvia Arias, directora de la Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la Universidad Autónoma de Madrid, considera que “el voluntariado en el campus es una herramienta para la concienciación y la sensibilización”. Estos proyectos permiten que, a la mera transmisión de conocimientos desde el aula, se añada una carga de valores para el universitario. “Se forman profesionales de futuro y también buenos ciudadanos: personas buenas, sensibles a la realidad que les rodea”, asegura.
El voluntariado universitario tiene un perfil mayoritariamente femenino –un 69%– y destaca por una motivación fuerte de carácter personal: el 36% lo hace por ayudar y sentirse útil. Entre los jóvenes voluntarios –hombres y mujeres–, se proyecta también otra de las tendencias crecientes, según el informe de la Fundación Telefónica: el voluntariado de carácter profesional, que pone al servicio de los demás la preparación de cada miembro de la fuerza solidaria.
En la mitad de las entidades los voluntarios tienen una media de edad de 26-45 años; los más jóvenes son casi el 20%, y los mayores de 65 años son solo el 2%
“Uno de los retos a los que nos enfrentamos es la necesidad de mezclar la capacitación profesional con el voluntariado”, explica Arias, pero “no debemos asustarnos pensando que es una acción interesada. Esta combinación es frecuente en la cultura anglosajona: hemos tenido alumnos de Matemáticas que ayudan en la alfabetización digital y estudiantes de ramas sanitarias que aprenden cómo acercarse a familiares de personas enfermas cuando todavía no son titulados”. En su opinión, es un voluntariado enriquecedor para ambas partes, cuando se realiza y también en el futuro profesional.
Las entidades, en el foco
El Retrato del voluntariado en España recoge información procedente de 3.714 entrevistas a población general, entidades de voluntariado y agentes sociales. También se han investigado y valorado unas 340 iniciativas solidarias. Los resultados revelan que solo el 30% del trabajo voluntario se realiza desde las organizaciones y es necesario “desarrollar estrategias que incorporen y fidelicen a los voluntarios menores de 35 años y mayores de 65”, según explicó, durante la presentación en Madrid, Carmen Salcedo, coordinadora de la investigación y directora de proyectos en Upsocial.
Los datos del informe concluyen que en la mitad de las entidades los voluntarios tienen una media de edad entre 26 y 45 años. Por debajo de esa franja solo queda un 19,8%. También es escasa la proporción de mayores de 65 años, que representa el 2%. Aunque 8 de cada 10 organizaciones aportan formación a los voluntarios, en la mayor parte de los casos se dirige a la tarea que se va a desempeñar. Además, no todas las asociaciones o fundaciones cuentan con sus voluntarios en el diseño de las estrategias, algo que se ve primordial para retener a los de menor edad.
“Las entidades deberíamos abrirnos más y ser un espacio donde la gente pueda proponer”, afirma Mara Amate, directora de la Plataforma del Voluntariado, foro que aglutina a 80 de ellas. “El gran reto de las organizaciones está en revertir este proceso y atraer a los perfiles más jóvenes, ya que el voluntariado no se entiende sin el Tercer Sector, que es la cuna de la acción solidaria organizada con fines a largo plazo”.