El gospel ha sido ridiculizado con demasiada frecuencia en el cine reciente. Este documental aporta un enfoque más complejo y sincero gracias a las imágenes grabadas en dos conciertos de Aretha Franklin en 1972 en una iglesia bautista en Los Ángeles. Sydney Pollack (Memorias de África, Tootsie) fue el director que rodó esos conciertos, que finalmente no se llegaron a editar por problemas técnicos. Aun así, el disco fue uno de los mayores éxitos musicales de la década y el más prestigioso de esta cantante.
Este documental recupera ese material, que, con algunas mejoras, muestra la insuperable calidad de su voz y la comunicación con el público que participa de esta oración cantada. La vida de Aretha fue muy difícil, y eso hace que se entienda mejor la sincera catarsis del concierto.