La palabra gueto tiene reminiscencias escalofriantes, con un sitio especial en la memoria para el de los judíos de Varsovia. Evoca a poblaciones encerradas y apartadas por la despótica voluntad de un tercero. Pero en la Europa democrática alude a comunidades de inmigrantes o minorías, más o menos cerradas por voluntad propia.
En Dinamarca había, en 2018, 28 barrios urbanos que entraban en esa categoría. La decisión del gobierno fue diluir ese “ensimismamiento social” que puede terminar creando sociedades paralelas, por lo que el entonces primer ministro, Lars Rasmussen, promulgó una ley para eliminarlos antes de 2030.
Según la legislación, se clasifican como guetos las zonas con población mayormente inmigrante no occidental, con un paro su…
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