En un clima de crispación política como el que ha vivido el Reino Unido en torno al Brexit, la tolerancia, el respeto, el be kind (sé amable) con el que piensa diferente, han sido puestos a prueba como pocas veces en la historia reciente. En un artículo en CapX, Resham Kotecha reflexiona sobre el modo selectivo en que se están ejercitando estos hábitos.
La autora, que ha trabajado en campañas políticas para el Partido Conservador, parte del ejemplo del primer ministro británico Boris Johnson y su esposa, Carrie Symonds, quienes han anunciado que pronto serán padres. La antipatía que una parte del público profesa al político y a su partido es para algunos más que suficiente para arremeter con bromas horribles contra la pareja. “Creen que sus comentarios atroces están justificados, y que Carrie y Boris merecen esos insultos”, señala Kotecha.
“Este tipo de reacciones es un vivo ejemplo de lo que podemos llamar subjetivismo moral, la idea de que un comportamiento no es objetivamente correcto o incorrecto, sino que depende de la persona hacia quien se dirija. Cuando esto se conjuga con el tantas veces visceral tribalismo de algunos implicados en política, las cosas se pueden poner verdaderamente feas”.
Otros casos que ilustran esta moral resbaladiza serían los del diputado conservador Jacob Rees-Mogg, que fue acosado, aun delante de sus hijos, por manifestantes anti-Brexit, y el de políticos partidarios de permanecer en Europa, a quienes simpatizantes del Brexit les han gritado “traidores”.
Algo parecido puede sucederles a las personas de minorías étnicas cuando asumen el punto de vista “equivocado” en temas políticos. “Que la diversidad étnica es maravillosa, siempre y cuando no seas de derechas, parece ser el mensaje de algunos en la izquierda. El pasado año, el primer ministro formó el gobierno más étnicamente diverso de la historia, que incluía a Sajid Javid, hijo de un conductor de autobús. Entonces, el editor de The Canary, sitio web cercano a Corbyn, tuiteó: ‘Cualquiera que sea de un grupo minoritario y opte por servir en un gobierno de ultraderecha, deja de ser una persona de color. Es un chaquetero de color”.
Para Kotecha, es muy positivo que se invite a las personas a ser “más amables” unas con otras, pero su esperanza es “que todos recordemos extender esa amabilidad a aquellos con quienes no estamos de acuerdo. Las calumnias deshumanizantes y la falta de responsabilidad que la gente puede mostrar online, nos están llevando rápidamente a un sendero peligroso en el que podemos esperar injurias por parte de otros, convencidos como están de su propia decencia”.
Apunta, además, que las mismas personas que se consideran a sí mismas compasivas y desprejuiciadas muestran, por medio de los hechos, lo selectivo de su compasión.
“El verdadero test de decencia no es gritar fuerte en defensa de tu propio bando, sino ser capaz de tolerar a las personas de cuyos criterios disientes en lo fundamental. Ser amable debe ser un axioma al que tratemos de atenernos, no un cliché que sale disparado por la ventana en cuanto el enemigo aparece a la vista”.