Tiempo y poder. Visiones de la historia. Desde la guerra de los Treinta Años al Tercer Reich

Tiempo y poder

TÍTULO ORIGINALTime and Power. Visions of History in German Politics, from the Thirty Years’ War to the Third Reich

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2019)

Nº PÁGINAS296 págs.

PRECIO PAPEL23,90 €

PRECIO DIGITAL14,99 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

Estamos ante un libro de un planteamiento original, el de una filosofía de la historia que es a la vez una historia de la conciencia del tiempo. Dicho de otro modo, de cómo el poder político hace suya una determinada forma de entender el tiempo e intenta transmitirla a la sociedad.

Christopher Clark, catedrático de la Universidad de Cambridge, toma como épocas de referencia cuatro momentos de la Alemania de los últimos cuatro siglos. Empieza con Federico Guillermo, el Gran Elector de Brandeburgo durante la guerra de los Treinta Años; sigue con el rey Federico II el Grande, que consagra a Prusia como potencia europea; llega al canciller Bismarck, unificador de Alemania, y culmina con Hitler, el impulsor del fracasado Reich de los mil años.

Todos los gobernantes estudiados por Clark son maestros en el manejo del tiempo, en hacer uso del pasado para perfilar el presente o el futuro, aunque también para arrinconar ese pasado en función de un mítico porvenir. El elector Federico Guillermo rompe en el siglo XVII con las tradiciones del pasado que fundamentaban el poder de la nobleza territorial, pues son un obstáculo para construir un Estado fuerte, amenazado de continuo por sus vecinos suecos y polacos. Emanciparse del pasado era indispensable para consolidar la estructura estatal, pero esto suponía el final de una concepción de la historia ordenada providencialmente.

Por su parte, Federico II el Grande es un rey historiador y filósofo de la Ilustración que tiene una visión mecanicista del desarrollo histórico, no muy distinto, a su juicio, del ciclo biológico. Bismarck se definió a sí mismo como “un barquero en el río del tiempo”. Considera que el gobernante debe aprovechar los fugaces momentos de oportunidad que se le presenten. En este sentido, el canciller es consciente de que los cambios traídos por las revoluciones de 1848 son ineludibles.

Por el contrario, Hitler y el nazismo utilizan el tiempo de una manera insólita hasta entonces. Les atrae más la transhistoria: quieren salirse del tiempo histórico y se dejan llevar por supuestas profecías. Construyen el mito de un pasado remoto, de carácter racial, en el que los alemanes son los herederos directos de los protoalemanes de la prehistoria. Esto explica el interés de muchos jerarcas nazis por la arqueología, aunque el propio Hitler no se sentirá cómodo con este planteamiento, pues admiraba más las construcciones de Grecia y Roma, definidoras de su grandeza, que las toscas cabañas de los germanos.

El libro de Clark es una crónica de cómo el poder define la temporalidad. Nos invita a reflexionar también sobre la batalla por la historicidad que se libra en nuestros días, cuando soberanistas y nacionalistas libran sus combates con el arma de la historia tal y como ellos la entienden.

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