La figura de Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 1891-Roma, 1937), cofundador y primer secretario general del Partido Comunista Italiano, y quizá el más importante teórico marxista europeo del siglo XX, no deja de suscitar interés, dentro y fuera de Italia. Sobre Gramsci se acumula una creciente bibliografía, entre otras razones porque hay dos institutos consagrados a esa tarea.
En castellano, lo más reciente es la traducción de este estudio de Giuseppe Vacca (Bari, 1939), profesor y político, durante muchos años miembro del Partido Comunista Italiano (PCI) y ahora del Partito Democratico, que se define como de centro-sinistra. Vacca ha sido director del Istituto Gramsci (Roma) y miembro de la comisión que preparó la edición nacional de los escritos del filósofo sardo.
Vida y pensamiento de Antonio Gramsci (1926-1937) es una obra valiosa, aunque el título puede llevar a engaño. De la vida, además de una cuidada cronología, solo se recogen los últimos años, desde el arresto en 1927, por orden expresa de Mussolini, hasta su muerte. Gramsci pasó siete años en la cárcel y los tres últimos en dos clínicas (en Formia y en Roma), aquejado de varias enfermedades terminales.
De la estancia en prisión viene el nombre que póstumamente se le dio a sus principales escritos: Cartas desde la cárcel o Cuadernos de la cárcel. La reconstrucción de esos años, para la que Vacca se ha basado en una abundante correspondencia con amigos y parientes (fundamentalmente su cuñada, Tania; su mujer, Julia, ciudadana soviética que vivía en Rusia; sus hermanos, Gennaro y Carlo, y su amigo Piero Sraffa, el famoso economista) es minuciosa y detallada, pero algo reiterativa, probablemente dificultando que el libro tenga una audiencia más amplia.
En cuanto al pensamiento se le dedica un capítulo de los dieciocho. Son 45 páginas sobre más de 400: el tiempo y las circunstancias en los que escribió sobre el papel de los intelectuales, la hegemonía, el sentido común del pueblo y su deseable cambio hacia el materialismo histórico, etc. Más atención recibe la postura de Gramsci a favor de una infiltración en las instituciones, en lugar de una inmediata “dictadura del proletariado”, para que, al caer el fascismo, tuviera lugar una revolución democrática. Proponía una “guerra de posición” y conquistar la hegemonía, en vez de una “guerra de descarga”.
Queda muy clara la heterodoxia de Gramsci respecto al comunismo soviético, pero en lo que se refiere a cuál era la mejor estrategia comunista en cada país, no en el reconocimiento del liderazgo ruso. Stalin, que era ya un dictador indiscutido, tenía otra posición y quizá por eso fracasaron todos los intentos de liberar al intelectual italiano. El libro da entender que de este poco interés por su liberación participaba el camarada Palmiro Togliatti (1893-1964). Togliatti pudo escapar de las manos del fascismo, y, después de la II Guerra Mundial, vivir una próspera vida en Italia y encabezar el partido comunista más numeroso de Europa. Togliatti y, sobre todo Enrico Berlinguer, secretario general del PCI desde 1972 a 1984, y sardo como Gramsci, trataron de poner en práctica la estrategia gramsciana de “guerra de posición”, sin éxito. No vivieron para ver cómo se hundió el Partito después del desplome en 1991 de la casa comunista. Su reconstitución actual no alcanza ni el 2% de los votos en las elecciones.
Quizá si Vacca hubiera dado menos espacio a esos diez años de cárcel y clínicas y hubiese dedicado algunos capítulos al resumen de la filosofía y sociología de Gramsci, el libro hubiera respondido mejor al título. Por otro lado, el título original dice vita e pensieri, “vida y pensamientos”, no “vida y pensamiento”, vita e pensiero. La diferencia es sutil, pero la hay.