Adaptación del libro autobiográfico que Giacomo Mazzariol escribió con solo 19 años. En él relata con ternura y humor su experiencia familiar con su hermano pequeño Gio, que tiene síndrome de Down.
Stefano Cipani debuta en la dirección de largometrajes, y como en su fuente original, adopta el punto de vista narrativo de Jack (Giacomo), recurriendo a su voz en off. Cuenta cómo sus padres le convocan, junto a sus dos hermanas, al lugar donde suelen comunicar las grandes noticias, el aparcamiento de un hipermercado. Mamá está embarazada, espera un niño. Pero Gio va a ser especial; tal vez se muestre lento, aunque también alegre. En definitiva, con poderes únicos. Jack irá asimilando la realidad. Y ya preadolescente, ha desarrollado una unión especial con Gio, como los demás miembros del clan. Pero la oportunidad de ir a un nuevo colegio, al que acude la chica que le gusta, le conduce a algo terrible: negar la existencia de su hermano.
Cipani, con guion de Fabio Bonifacci, entrega una película amable, que no niega el desafío que supone para una familia tener a un niño Down, pero que subraya cómo se convierte en el auténtico corazón del hogar, a veces con unos talentos y una sensibilidad desarmantes. Lo hace bien todo el reparto, con mención especial para los jóvenes Francesco Gheghi, Lorenzo Sisto y Arianna Becheroni. Alessandro Gassman recuerda a Roberto Benigni en La vida es bella al explicar la suerte que tienen con Gio.