El autor, nacido en Estados Unidos de padres chinos, es muy conocido en el mundo de la ciencia-ficción o –como suele gustarles más decir a muchos seguidores del género– de la ficción especulativa, una denominación más certera en su caso, pues sus preocupaciones son más bien filosóficas que científicas, aunque describa muchos pormenores tecnológicos con meticulosidad.
Este libro, elegido por el New York Times como uno de los diez mejores de 2019, reúne nueve narraciones: siete ya publicadas y ganadoras de los premios más importantes de la ciencia-ficción, y dos nuevas. Al final del libro, el autor hace un breve comentario a cada una: la idea inicial que la originó, algún propósito que tuvo al componerla, algo que le influyó –un relato de Philip K. Dick, un libro del lingüista jesuita Walter Ong, unas bromas de los Monty Python, etc.–.
“El comerciante y la puerta del alquimista” tiene tono de relato árabe de las mil y una noches y habla de viajes en el tiempo de unos personajes que, por una u otra razón, desean hablar con sus yoes más jóvenes. Da título al libro “Exhalación”, la grabación en la que un ser de otro mundo habla de cómo su mundo desapareció. Es cortito “Lo que se espera de nosotros”, un cuento acerca de un artefacto, el Pronostic, que demuestra que no existe el libre albedrío.
Otros relatos tienen como protagonistas a criaturas virtuales, están concebidos como ensayos históricos, alternan narraciones situadas en épocas distintas o se ambientan en mundos diferentes al nuestro. “La ansiedad es el vértigo de la libertad”, uno de los relatos inéditos, parte de que hay acontecimientos cuánticos que generan distintas ramas históricas, lo que hace surgir “corredores de datos”, personas que intercambian noticias sobre acontecimientos actuales y sus versiones paralelas, y que venden esa información.
Chiang es un gran narrador que gana lectores porque consigue que las historias más improbables e intrincadas parezcan posibles. Su talento se nota también en que varía el tono y el punto de vista de cada una, por más que, dados los escenarios futuros o extraños en los que se sitúan, así como los asuntos tecnológicos que plantea y describe, ha de buscar siempre la forma de dar explicaciones.
Luego, como se deduce de los breves argumentos, y como es tan habitual en el género, los dilemas morales y los conflictos emocionales de sus personajes son barrocos, óptimos para discutir interminablemente, y artificiosos, lejanos de cualquier problema o preocupación real.