Cuando el pasado 7 de mayo la empresa energética estadounidense Colonial fue objeto de un ataque informático que paralizó sus operaciones, el caos asomó la oreja. La compañía distribuye el 45% del combustible que se comercializa en la costa este, de Texas a Washington D.C., por lo que había que actuar rápido. DarkSide –el grupo de ciberdelincuentes– exigía una cifra millonaria, y la empresa terminó pagando: “Es lo correcto por el bien del país”, dijo su director ejecutivo.
Lo sucedido se va haciendo cada vez más corriente: piratas informáticos bloquean los sistemas de una empresa, exigen una cifra –preferiblemente en criptomonedas– a cambio de desbloquearlos, y una vez hecha la transferencia dan las claves para ponerlo todo en funcionamient…
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