Las películas más han sufrido en este año y medio de pandemia son las grandes superproducciones, que han visto retrasadísimos sus estrenos. Exceptuando Tenet, que se atrevió a ir a las salas en el verano pasado, las compañías han optado por los estrenos directos en plataformas, o combinados con las salas de cine en el caso de Wonder Woman 1984 y Cruella.
La guerra del mañana remedia ese vacío con una distopía de acción que entretiene gracias a los saltos en el tiempo y a un actor que siempre ha caído bien al público: Chris Pratt (Guardianes de la galaxia, Jurassic World). El director es Chris McKay (Batman: La LEGO película) que, en esta ocasión, ha equilibrado la acción desenfrenada y el drama de cada personaje, evitándonos una nueva atracción epiléptica.
Se calcula que Amazon ha pagado a Paramount Pictures casi 200 millones de dólares, y se nota en la producción y efectos especiales. La definición de personajes es muy simple, pero el espectáculo es vertiginoso, y mantiene bastante el interés. Sin esconder que los 140 minutos de metraje deberían ser un tercio menos.