Con motivo de una misteriosa herencia, dos hermanas que llevan años sin tratarse volverán a verse y a redescubrir los lazos y el cariño que les une.
Después de la notable y visceral Intemperie, Benito Zambrano adapta otra novela, en este caso la homónima de Cristina Campos, que ha ayudado en la elaboración del guion, para filmar un melodrama clásico dirigido a un público adulto. La película está bien rodada y tiene pasajes muy emotivos, aunque, a veces se carga demasiado la mano en esta emoción y en los aspectos melodramáticos de la trama, como en el final, que flirtea con una “emotiva” eutanasia. Por otra parte, las interpretaciones de una parte del elenco resultan poco creíbles, por afectadas.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta
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