Barney tiene 11 años y es el único de su clase que no tiene un robot como mejor amigo. Su peculiar familia no tiene los recursos necesarios para comprarle uno, hasta que en sus vidas aparece Ron: un autómata imprevisible que cambiara la inercia vital de Barney.
Entre los cinco principales creadores de esta película hay mucho talento para no acercar el filme a otros títulos de argumentos similares de animación como Wall-E o Big Hero 6. En el grupo de guionistas y directores destacan los impulsores de obras de animación como Coco, Arthur Christmas o La oveja Shaun, y eso se refleja en los sensacionales diálogos que logran un ritmo vertiginoso y un desarrollo admirable del arco dramático de los personajes.
El de la abuela rusa de pasado anticomunista es un ejemplo del cuidado de las tramas secundarias de esta película. Cada de una de ellas acompaña una historia de amistad entre el adolescente y el robot, que evita la ingenuidad y resulta muy adecuada para conmover, divertir y hacer pensar a pequeños y mayores.