Hay muchas sagas de conducción, pero no todas tienen el mismo nivel de fama ni pueden presumir por igual. En 1997 llegó a PlayStation 1 un título llamado Gran Turismo, diseñado por el piloto profesional Kazunori Yamauchi y desarrollado por Polyphony Digital. En él encontrábamos un manejo exigente y, sobre todo, multitud de coches, cada uno con un control distinto. Era el comienzo de una saga que dejaría una cosa muy clara: el amor por los vehículos de cuatro ruedas.
Las siguientes entregas se han caracterizado siempre por la calidad en la recreación de los vehículos, la exigencia en el manejo y la competición. Unas más acertadas que otras por la cantidad de vehículos y diversidad de ubicaciones, pocas en general para garantizar la calidad que los fans exigían.
Gran Turismo 7 es la respuesta de Yamauchi a dichas exigencias, y así lo deja claro desde el principio con un vídeo que recorre, en pocos minutos, dos apartados: la historia del coche y la calidad gráfica del juego que nos ocupa ahora.
Esta vez no hay “excusas”: el soporte lo permite, las consolas pueden mover muchos más datos, las conexiones son lo suficientemente potentes para soportar grandes competiciones y el tiempo de desarrollo les ha permitido ser minuciosos. Y así ha sido: hay coches de todas las marcas recreados hasta la extenuación, la conducción es absolutamente distinta de un modelo a otro, los circuitos están calcados de la realidad, hay más competiciones que nunca y opciones para los más exigentes. Por supuesto, todo está en perfecto castellano, incluyendo las geniales y muy agradecidas enormes descripciones de cada marca y modelo, un gozo para los apasionados del motor.
Por desgracia, los talones de Aquiles se mantienen, con una ausencia casi total de daños tras los golpes y un soso modo principal que puede pecar de monótono para los fans más devotos. También se habría agradecido un modo VR que lograse una inmersión absoluta, a pesar del más que probable bajón gráfico.
En todo caso, la excelencia está ahí, y este Gran Turismo 7 no solo ofrece ingente contenido actual, sino que ha prometido actualizaciones gratuitas para mucho tiempo. Es cierto que, al no haber contenidos inadecuados, el PEGI es el mínimo, pero por su exigente manejo, incluso en el nivel más fácil, se recomienda para, al menos, jóvenes de 16 años, ya que –recordemos– no estamos ante un arcade, sino ante un simulador.