Bélgica: veinte años de eutanasia “perfecta”

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Eutanasia Bélgica

En 2022 se cumplen dos décadas de la aprobación de la eutanasia en Bélgica. Cuando en 1999 los democristianos quedaron fuera del gobierno y fueron sustituidos por una coalición de socialistas, liberales y verdes, estos pusieron el foco reformador en ciertas cuestiones bioéticas y, en 2002, sacaron a escena la eutanasia.

En este tiempo han muerto por esa vía más de 24.000 personas –se estima que los eutanasiados son el 2% de todos los que mueren cada año–. El procedimiento pasa por inyectarle en vena al solicitante una mezcla de tiopental sódico y un neuroparalizante muscular (o morfina y el neuroparalizante), o darle a beber barbitúricos.

Pero para llegar a ese momento, la persona solicitante debe reunir varios requisitos, entre ellos, ser mentalmente competente, estar padeciendo una enfermedad física incurable o, en el caso de una enfermedad mental, haber agotado todas las opciones de tratamiento. También se valora si, a consecuencia de estos males, el interesado está experimentando un sufrimiento insoportable, tanto en lo físico como en lo psicológico, sin esperanza de mejoría.

A quien está en esta condición, la ley lo faculta para solicitar la eutanasia, algo que debe hacer dos veces por escrito. El médico evalúa entonces si hay posibilidades de mejoría, y consulta el caso con un experto en cuidados paliativos y en eutanasia, cuya opinión, en último término, es solo eso: opinión, pues no tiene capacidad decisoria. Si finalmente el médico tratante decide que la eutanasia es procedente, se espera un mes entre la segunda solicitud y el momento de administrar la inyección o la bebida letal.

A la distancia de los años, varios de los que militaron activamente en su momento para que esto fuera una realidad entienden que ha valido la pena. La Dra. Dominque Bron, oncóloga, participó en la redacción de la ley. “Tomó seis años escribirla. Luchamos con cada palabra, cada coma” –dijo en 2021 a la revista The Bulletin. “La ley es realmente excelente desde un punto de vista práctico. (…) Podemos estar seguros de que hay muchas opciones para los pacientes, desde los que están próximos a morir hasta los que tienen problemas neurológicos. Para mí, es simplemente perfecta”.

Aunque quizás conviene evitar los absolutos…

¿Eutanasias ilegales?

La ley “perfecta” no libra a la práctica de la eutanasia en Bélgica de agujeros negros, entre ellos la posibilidad de obviar a la ligera pasos del procedimiento, tal como sucedió con una joven, Tine Nys, en 2010: entre las irregularidades denunciadas por la familia, está que la Comisión Federal para el Control y la Evaluación de la Eutanasia, encargada de este asunto a nivel nacional, no se tomó el mes preceptivo para responder a la solicitud, sino que dio un expedito.

Pero teóricamente no hay fallos. La propia Comisión publica anualmente un informe estadístico, y en el de 2020 expresa que “en los dos últimos años –en referencia a 2018-19– la aplicación de la ley no ha dado lugar a dificultades o abusos importantes que requieran iniciativas legislativas”.

La afirmación, sin embargo, choca con la realidad que, además de las eutanasias declaradas oficialmente a la Comisión, “los estudios científicos estiman que entre el 25 y el 35% de las eutanasias no se declaran (y por tanto son ilegales)”, escribe el abogado e investigador Léopold Vanbellingen, del Instituto Europeo de Bioética.

En 2021 se aplicó la eutanasia a 24 pacientes psiquiátricos y a 26 que presentaban trastornos cognitivos

Si se consideran las cifras del último informe, correspondientes a 2021, se observa que ese año se realizaron 2.699. De validar la tesis de Vanbellingen, el número real estaría en torno a las 4.150.

Los informes de la Comisión, de 2018 hasta la fecha, muestran un alza en las eutanasias declaradas, con un leve descenso en 2020, el año de la pandemia: en 2018 se tuvo noticia de 2.359; en 2019, de 2.656; en 2020 bajaron a 2.044, y la flecha volvió a apuntar hacia arriba el pasado año.

Hay varios datos de interés, como el de los padecimientos más comunes en los solicitantes, con los tumores cancerígenos en primer lugar, seguidos de las polipatologías (62,8% y 17,2% respectivamente, en el informe de 2021).

También está el de las eutanasias de pacientes psiquiátricos (24) y con trastornos cognitivos (26), una condición que debería hacer dudar de la capacidad de decisión de estas personas. En ninguno de estos casos el número llegó a la treintena en el período 2018-2021. En el primer grupo, el informe subraya que “todos los pacientes tenían (…) un historial de tratamiento de varios años, lo que originó la solicitud de eutanasia. Todos fueron considerados por los médicos informantes como no aptos para ser tratados”, con lo que, al parecer, la única “salida” con que cuenta la ciencia psiquiátrica belga para estos pacientes es la muerte.

Eutanasia para menores

Otros números se refieren al porcentaje de aquellos eutanasiados que contaban con una declaración anticipada de su deseo de morir, llegado el momento en que no pudieran expresarlo ellos mismos. Fueron muy pocos: apenas 22 (el 1%) en 2018 y 17 (0,6%) en 2021. Si se conoce que la inmensa mayoría (más del 80%) de los que ven aprobada su solicitud reciben un diagnóstico de muerte próxima, parece que quieren ahorrarse un sufrimiento relativamente breve que podría evitarse con cuidados paliativos.

Un último detalle de interés es cómo se ha comportado la eutanasia de menores de 18 años, legal desde 2014, sin edad mínima, y siempre que el niño o adolescente sea “capaz de discernir” a lo que se enfrenta.

La posibilidad de que un menor pueda decidir que le quiten la vida, contrasta con la dificultad –patente en el momento en que se aprobó la ley– de tributar cuidados paliativos de calidad a los más jóvenes. Una investigación de la Doctora en Enfermería Pediátrica Marie Friedel comprobó entre 2010 y 2014 la situación de esos cuidados en la región de Bruselas, donde más de 22.700 menores tenían un diagnóstico de condición crónica compleja (CCC).

“Al comparar los registros –afirma– hallamos que, de los 22.533 niños y adolescentes admitidos en los hospitales, solo 384 (el 1,7%) habían sido remitidos a cuidados paliativos. Conclusión: en Bélgica hay demasiado pocas remisiones de menores de edad con CCC a unos equipos de cuidados paliativos que les aseguren tratamiento continuo”.

Muestra de que la urgencia está en esto último y no en facilitarles a los menores quitarse la vida, es que en 2019 solo se le aplicó la eutanasia a uno, y en el resto de los años mencionados, a ninguno. Cabe preguntarse, pues, qué “necesidad” justificaba quitar cualquier listón de edad.

 

Más flamencos, más mujeres, más ancianos

Las estadísticas muestran que, en el período 2018-2021, se realizaron en Bélgica más eutanasias a mujeres que a hombres. En total, 5.196 frente a 4.961. Las franjas de edad más representadas son la de 70 a 79 años, con 746 casos (27,6%), y la de 80 a 89 años, con 791 (29,3%).

Asimismo, a nivel de regiones, el número de casos en Flandes (de habla neerlandesa) superó al de Valonia (francófona) por 2.006 a 693. La posible explicación de esto último la ofrece el Dr. Wim Distelmans, uno de los principales apoyos de la ley de 2002, quien opina que los médicos de habla francesa hacen muchas más sedaciones paliativas, con lo que la muerte viene como efecto no deseado del tratamiento. “Debido a que el paciente no ha dado permiso específicamente, no es eutanasia”, señala.

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