Decía Herzen que “uno de los desastres modernos más profundos consiste en que el hombre se halla atrapado por abstracciones, en lugar de realidades”. Por mi parte, he conocido a muchas personas observadoras, pero a pocos con tan exacto sentido de realidad como el profesor Higinio Marín. No solo describe los fenómenos de la vida con detalles y colores, sino que accede a la realidad misma de las cosas, como si tuviera una visión de rayos X, comprendiéndolas. Y después de hacer su exploración, vuelve para contarnos lo que ha visto de un modo ameno, claro y brillante.
En Humano, todavía humano, Marín nos comparte algunos destellos de su perspicacia filosófica aplicada a la vida cotidiana. Se trata de una selección de artículos que han sido fruto de una amable y reflexiva observación de nuestras costumbres. Son 24 fotografías psicológicas en alta resolución, “pensadas y escritas con el apremio de saber que forma parte de la suerte que corremos en la vida lo que comprendemos de ella”.
Pasando las páginas redescubrimos nuestra relación con el hogar, que significa “el lugar del fuego”; la playa, donde “poder bañarse en los océanos es tanto como regresar al mundo como hogar”; “el pelma”, “que nos quita la soledad sin hacernos compañía”; la piel, que “vivifica lo que toca al sentirlo y servirle de eco vivo”, un enigma que nos hace a la vez vulnerables y consolables, un sentido de gran valor comunicativo que nos abre a la caricia, esto es, a “la gesticulación de la presencia”; o los zapatos de tacón, que “ponen a quien calzan en la cima de la evolución de los animales terrestres, aéreos y marítimos”. Todo esto con matices tan originales que erizan nuestras fibras del ánimo y nos hacen sonreír de gusto.
Los capítulos van conformando un antídoto al mundo estresado en que convivimos; poco a poco, las palabras del profesor Marín nos recuerdan que estamos de viaje y, por tanto, que la vida “se trata de la demora en saborear que transforma los nutrientes en comida, la comunicación en conversación, la geografía en paisaje”.
Es un ejemplar ideal para los curiosos de la existencia y la identidad; un texto para todo público, para releer con calma y conservar con cariño en la repisa de la habitación. Y si la sed de aprender persiste, hay en YouTube muy buenas conferencias y entrevistas del autor (por ejemplo, aquella en que presenta el libro). No se lo pierdan.