Al igual que en su anterior novela, La callada memoria del olvido, sobre María Teresa, hija de Luis XVI de Francia y María Antonieta, en Palabras de piedra Nita Aspiazu de Balda (Caracas, 1965) vuelve a inspirarse en los hechos históricos. En esta ocasión, se centra en la primera expedición de colonos ingleses que partió de Londres al continente americano, a finales del siglo XVI, con el fin de colonizar aquellas tierras que ya habían sido conocidas por algunos destacamentos militares.
Son los llamados colonos de Roanoke, una fracasada expedición cuyo destino sigue siendo un misterio a día de hoy. La autora afronta estos sucesos con un apabullante conocimiento de los entresijos históricos y realiza una verosímil interpretación de lo que pudo haber sucedido a aquellos colonos. De aquella expedición se conserva una piedra con algunas inscripciones, clave para una trama que transcurre en diferentes momentos históricos.
La novela comienza en 1937, cuando una persona acude a la Universidad norteamericana de Emory para entregar una extraña piedra que se ha encontrado. El profesor Haywood Pearson, con la ayuda de Oliver Sullivan, intenta descifrar el mensaje tallado en ella. Para su sorpresa, pueden estar ante la piedra relacionada con el destino de los colonos de Roanoke. El hallazgo levanta gran expectación y comienzan a aparecer en diferentes lugares más piedras, aunque temen que sea un montaje para engañarlos.
A la vez, en capítulos alternos, se describen los preparativos de esa primera expedición, con muchas referencias a personajes históricos del momento. La autora intercala, además, otros capítulos en los que se inspira en la vida de Eleanor Dare, probablemente la responsable de la autoría de la famosa piedra y una de los pocos colonos que sobrevivieron a la primera expedición.
Los ingredientes históricos se mezclan con el interés humano que aporta el punto de vista de Eleanor, cuyo personaje es uno de los mejores aciertos de esta novela. Eleanor inicia su aventura embarazada y desbordada por las drásticas decisiones que ella y su marido han tenido que tomar para embarcarse en un viaje con aires pioneros, pero con muchas incógnitas.
Al fragmentar la narración en diferentes centros de interés, la novela pierde un poco de ritmo, especialmente en la primera parte, cuando los preparativos de la expedición están muy condicionados por el complejo momento histórico que está viviendo Inglaterra. El interés y la tensión crecen con el viaje, los primeros asentamientos y la relación con las tribus que se encuentran. Salvo escasos personajes y detalles de ficción, toda la novela, amena y muy bien escrita, tiene como objetivo la verosimilitud.