Fran es un joven valenciano que, después de terminar sus estudios universitarios, decide pasar un año en Londres para mejorar su inglés y ganar algo de dinero para poder pagarse un máster. La novela cuenta sus peripecias en esta ciudad, en la que vive experiencias que le ayudarán a madurar y conocerse mejor. También se verá involucrado, sin buscarlo, en una peligrosa aventura.
Nada más llegar a Londres conoce a Max, quien ejerce de cicerone durante sus primeras semanas. Max es un excelente personaje, muy divertido y ocurrente, y le facilita su adaptación. Fran había viajado con su guitarra con la intención de ganar algo de dinero como músico callejero, experiencia que le proporciona una original atalaya para conocer de otra manera la vida londinense. Además, encuentra trabajo de camarero en un restaurante, The Seventh. En una fiesta, ambos conocen a Miriam y Micaela, con las que mantienen una progresiva amistad. Y, fruto de una casualidad, conocen al italiano Francesco Brea, el dueño de una prestigiosa sala de exposiciones.
Paralelamente, la novela contiene otra trama que en principio no tiene nada que ver con el círculo de amistades de Fran, que es lo que se cuenta en la primera parte. Esta historia va avanzando y creciendo hasta determinar el posterior desarrollo y desenlace. Natasha, una joven lituana, es fichada por la agencia Talentum para trabajar como modelo en Londres; a cambio, se encargan de sufragar su estancia en la capital y sus estudios.
Pero Talentum no es lo que parece. Natasha descubre los sucios negocios de esta agencia y decide hacer todo lo posible para alejarse de sus actividades, a pesar de las amenazas. Consciente de que sola es imposible hacer nada y de que no puede acudir ni a su familia ni a la policía, pide ayuda a escondidas a Fran, el camarero que los atiende a ella y a los responsables de Talentum todos los meses en The Seventh cuando recibe en el restaurante los encargos que le ordenan. Poco a poco, Fran y sus amigos se ven inmersos en una aventura en la que harán todo lo posible para salvar a Natasha.
Próxima parada: Londres exhibe numerosos valores, entre los que hay que destacar los literarios. El argumento está muy bien medido y dosificado y el autor, con bastante oficio, incluye la intriga y el suspense en los momentos precisos, aunque, quizás, debería haber reducido el número de narradores –algunos aportan muy poco–, y algunos recursos resultan rebuscados, como el mensaje que Natasha quiere transmitir a Fran a través de los cuadros de la sala de un museo.
La relación entre los principales personajes está contada con una gran naturalidad y normalidad. Todos quieren aprovechar al máximo su estancia en Londres y se apoyan en lo que pueden. De hecho –y hay algún pasaje muy especial que subraya esta idea–, la novela es un poderoso canto a la amistad.
Destinada en principio a jóvenes, se trata de una obra para todos los públicos por la autenticidad de sus personajes y el excelente ritmo, que combina los valores humanos con los ingredientes de una novela de acción. Su autor, Juan M. Otero, escribe con eficacia y precisión, a la vez que muestra un agradable y verosímil conocimiento del público juvenil, sin necesidad de caer en fáciles y gastados estereotipos.