Federico Trillo es conocido por su actividad pública. Fue presidente del Congreso de los Diputados de España, ministro de Defensa y embajador en Inglaterra. De algunas de estas experiencias ha dejado constancia en su libro Memoria de entreguerras: mis años en el Ministerio de Defensa (2000-2004). También es un experto en la figura del escritor William Shakespeare, a quien dedicó su tesis doctoral: El poder político en los dramas de Shakespeare, en la que planteó si el escritor inglés fue el único autor de sus dramas o si detrás de él habla algún humanista o filósofo entre los que se barajaba el nombre de Francis Bacon. Su ensayo tuvo buena acogida, incluso entre los especialistas.
Su primera incursión en la novela, El censor de Shakespeare, reside en este continuado interés del autor por la figura del poeta y dramaturgo inglés. Su argumento arranca de la versión infolio de treinta y seis dramas de Shakespeare que se encuentra en el Colegio San Albano de Valladolid. Este colegio fue un seminario para católicos ingleses, conocido como Colegio de los Ingleses, fundado en el siglo XVI para la formación de futuros sacerdotes que pudieran regresar ya formados a Inglaterra, donde era muy dura la persecución contra los católicos en el reinado de Isabel I.
La historia se centra en la figura ficticia del jesuita monseñor William Sankey, que ha recibido de la Inquisición de Roma el encargo de estudiar detenidamente las obras de Shakespeare, recogidas en esta versión infolio, por si debieran ser incluidas en el Índice de libros prohibidos. Mientras repasa los dramas shakespearianos, Sankey se enfrenta a un auténtico dilema moral, dadas las vivencias de acontecimientos decisivos de sus años de amistad con el poeta (nacieron el mismo año, 1564, y en el mismo sitio, Stratford-upon-Avon). Por la novela aparecen también destacados personajes históricos como el duque de Lerma, Antonio Pérez, Francis Bacon, Walter Raleigh o los Condes de Southampton y Essex.
Al hilo de las reflexiones de Sankey, el autor describe con acierto la compleja época histórica en la que se desarrolla la ficción, que es el paso a la Edad Moderna. Son años de enfrentamientos religiosos entre católicos y anglicanos, con sus consecuencias geopolíticas. También se describe la diversidad de puntos de vista en algunos de estos debates entre jesuitas y dominicos, y la vida intelectual en la ciudad de Valladolid.
Trillo narra de modo pausado y detenido, con mucha atención a la psicología del protagonista.