Un periodista y documentalista mexicano regresa a su país de origen en un viaje que también supone un recorrido interior y una recuperación de la memoria perdida… O algo así. Iñárritu haciendo su particular 8½ de Fellini y estrellándose en el intento, siete años después de su última película (El renacido).
La reacción de la crítica en el estreno de este filme en Venecia fue tan destructiva que el cineasta rebajó el metraje en algo más de 20 minutos. Aun así, la película sigue durando 174 minutos de desconcierto del espectador ante el barroquismo conceptual y estilístico de uno de los mejores cineastas del siglo XXI en su intento de autorreflejarse.
Bardo es, sin duda, lo peor de su filmografía. Incluso contando Biutiful. Quizás es el precio…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.