Dentro del panorama cultural español, Rafael Gómez Pérez es una figura singular. Más que un escritor especializado, es un humanista de nuestro tiempo. Un hombre amante de las letras que durante más de sesenta años ha mantenido sin interrupción una presencia en el mundo de la cultura, con distintos perfiles. Ha escrito en Aceprensa desde la primera época, al principio como redactor y luego como colaborador, y más tarde fue redactor jefe y jefe de opinión en Expansión. Ha sido profesor de Antropología Cultural en la Universidad Complutense de Madrid. Y, sobre todo, ha publicado una extensa obra de análisis cultural, que llama la atención por su fecundidad y versatilidad. Desde los tiempos de mayo del 68 con La generación de la protesta a La verdad en los tiempos de la posverdad (2020) o El eterno femenino (2022), Gómez Pérez ha estado atento a los cambios culturales y sociales, con espíritu crítico y visión optimista.
Esta dilatada trayectoria intelectual es lo que quiere reflejar este libro homenaje, auspiciado por AEDOS (Asociación para el Estudio de la Doctrina Social de la Iglesia), de la que Gómez Pérez es un miembro muy activo. La primera parte es una extensa entrevista que da cuenta de la peripecia vital, las ideas, los gustos y aficiones del autor. La segunda está compuesta por los testimonios de amigos y compañeros en aventuras culturales, que explican lo que ha supuesto para ellos el encuentro con Gómez Pérez.
Quedan claras sus identidades –“me considero andaluz, romano y madrileño” –, aunque sobre todo está arraigado en el humus del pensamiento clásico. Es alérgico a lo total por sentirse “liberal”, en el sentido de pasión por la libertad, y contrario a las simplificaciones dicotómicas. Con una gran curiosidad por el progreso y las tendencias actuales, busca a menudo las enseñanzas de los clásicos. Ha trabajado siempre como escritor que decide sus campos de interés, aunque a la vez ha sido capaz de colaborar con otras personas e instituciones en proyectos culturales y periodísticos, entre ellos la propia AEDOS. Tampoco encuentra oposición entre individuo y comunidad, ya que su ideal apunta a “los individuos relacionales creando comunidad, estando a la vez la comunidad al servicio del individuo”. Buena parte de sus libros respiran un humanismo cristiano, comprometido con la fe, pero nada nostálgico.
Frente a los que se asombran de su fecundidad como escritor, recuerda que tiene siempre libros “en el horno”, donde pueden pasarse años, con una cocción lenta. Hoy dice sentirse especialmente preocupado por las trampas que pueden darse en el uso del lenguaje, tema que quizá acabe fraguando en otro libro.
En la parte de testimonios, sorprende la variedad de cauces por los que estas personas descubrieron la obra y la personalidad del protagonista del libro. Desde el hoy magistrado que empezó a interesarse por la deontología jurídica a raíz de un manual de Gómez Pérez, al filósofo que le descubrió en su tesis doctoral sobre la verdad, o al lector que admira su habilidad innata para explicar lo difícil y enrevesado. Y, en todos los casos, se reconoce y agradece su capacidad de transformar la colaboración intelectual en amistad.
Ciertamente, la persona y la obra de Gómez Pérez tienen poco que ver con la figura del autor atento a lo que se dice de él en las redes sociales. Pero, como se afirma en el prólogo del libro: “Para las generaciones más jóvenes puede ser el conocimiento de un ‘caso’ que les haga ver lo que cabe proyectar sobre su propia vocación, si uno lee, contempla, escucha, estudia y escribe –o lo que sea– de un modo continuado”. El libro es un buen testimonio de cómo el propio Gómez Pérez ha desplegado su vocación intelectual.