Alba Donati es poeta y promotora de diversas actividades culturales en Italia, su país. Vive entre Florencia y Lucignana, donde nació, una pequeña aldea en la zona toscana de los Alpes Apuanos. Cansada del ajetreo urbano, decide montar en su pueblo la “Librería de la calle de la Pluma”, que se inauguró el 7 de diciembre de 2019. Ahora cuenta en este libro retazos de esta aventura que parecía descabellada. Lo escribió en forma de diario –entre enero y junio de 2021–, después de haber sorteado numerosas dificultades, como un incendio o los meses de confinamiento por la pandemia del covid, y cuando el proyecto se había consolidado.
A lo largo del texto, el lector se va enterando de muchos y variados asuntos: la familia de la escritora, la compleja relación que existe entre sus padres, que ella logra enderezar; el trato con los vecinos, lleno de historias muy humanas; el atractivo que la librería suscita y que da lugar a encuentros con lectores de dentro y de fuera de Italia; la organización de eventos culturales y celebraciones diversas… Además, abundan las referencias a libros y autores –clásicos y actuales–, tanto italianos como de otros países, porque, al final de cada jornada, anota los pedidos del día, y añade, a veces, algún comentario. Se ofrecen también ciertos datos significativos, como que el número de lectoras supera bastante al de lectores, e incluso, si se examina la lista de los pedidos, el de autoras al de autores.
El contacto y la pasión por la naturaleza es otro punto motivador para Donati; por ello son frecuentes las descripciones de Lucignana y su entorno, o escribe sobre el cuidado del pequeño jardín que rodea la tienda. Ella es una librera independiente, que piensa, además, que una librería ha de ser una escuela; de ahí la importancia que da a los detalles, llenos de buen gusto y que atraen a los lectores.
Los clientes, a su vez, son personas de edades, procedencias, ideas y costumbres muy distintas, a las que une la pasión por los libros por encima de otros puntos en común. Especialmente entrañables son las relaciones con sus vecinos, que pasan del escepticismo al entusiasmo y la solidaridad.