El título del libro, Himalaya, trae probablemente a nuestro imaginario la larga sucesiones de cumbres que conforman la cadena montañosa más alta del mundo; con esa perspectiva, sin más, serviría como reclamo publicitario para atraer a potenciales lectores aficionados a los relatos de aventuras.
Pero no parece que este sea el único objetivo de la noruega Erika Fatland (1983), antropóloga social, viajera incansable y autora de otros dos libros de viajes: Sovietistán (2019), en el que recorre las antiguas repúblicas soviéticas limítrofes con Asia, y Frontera (2021), donde muestra la vida en los confines con la antigua URSS. En Himalaya, aunque también detalla los enclaves que visita, siempre prima la descripción de las condiciones humanas. Así, por ejemplo, en el capítulo sobre el Everest, refleja el negocio turístico creado a su alrededor, o, en otra ocasión, se refiere a las graves consecuencias de la desaparición de los glaciares.
Fundamentalmente, el libro constituye un retrato sociológico de las poblaciones que la autora recorre durante un largo periplo: en torno a la cordillera del Himalaya, y en otros macizos montañosos que la delimitan, existen etnias muy distintas, de culturas ancestrales, cada una con su voz, cuyas peculiaridades se explican por medio de los personajes que desfilan por estas páginas.
Hay problemas dolorosos que afectan de modo lacerante a una parte importante de los territorios: discriminación racial, terrorismo, vejaciones en la esfera doméstica, trata de mujeres, inestabilidad familiar, graves conflictos fronterizos, regímenes autoritarios, etc. Las personas con las que se va encontrando la escritora noruega, de distintos países, tienen un sentir común, un anhelo de justicia, lo que apunta a la necesidad de arbitrar soluciones para configurar de modo adecuado las relaciones humanas y familiares.
El mérito de la obra es que deja que sea el lector quien saque sus propias conclusiones, sin pronunciar juicios de valor apriorísticos. Al hilo de la historia de algunos pueblos, se muestran modos de actuar atávicos, aceptados acríticamente por la población donde están implantados. En la descripción se va planteando implícitamente una pregunta: ¿contribuyen esas tradiciones a fomentar la dignidad de las personas?
El libro es un apasionante recorrido por regiones de Pakistán, India, Bután, Nepal y China. Algunas de las naciones visitadas tienen tasas de fecundidad muy superiores a las occidentales. Por ello, es muy posible que tengan un papel relevante en la configuración del mundo en un futuro no muy lejano.