El inspector Jimmy Perez regresa a su tierra natal, las islas Shetland, el territorio más septentrional de Reino Unido. Al frente de un pequeño equipo, el inspector dirigirá las investigaciones de los distintos crímenes que se suceden en lugares remotos de esas islas, tan espectaculares como inquietantes.
Filmin estrena uno de los thrillers más populares de la BBC en las últimas décadas. Las historias del honrado detective Perez, el personaje escocés de apellido español creado por la escritora de novela negra Ann Cleeves, acumulan 8 temporadas y remiten a lo mejor del género policiaco en la televisión. Este mes de septiembre se lanza en España la cuarta temporada.
Las claves de su éxito son sencillas y eficaces. Las dos primeras temporadas incluyen varios casos criminales que solo ocupan dos episodios cada uno: una estructura sencilla que permite ir concluyendo historias sin llevar al espectador a la agonía. A la vez, cada caso va tejiendo el trasfondo de los personajes más cercanos a Perez: su familia, amigos y colaboradores. Un retrato muy pintoresco, sobrio y elegante que, junto con los entornos naturales en los que se ha rodado la serie, son uno de sus mayores aciertos. Las siguientes temporadas, en cambio, se centran en un único caso.
El ritmo puede parecer en sus momentos iniciales algo lento, pero es parte del realismo con el que se aborda la forma de vida en sitios tan remotos. Y es precisamente ese ritmo el que hace ir tomando una fuerza muy especial a sus protagonistas, cada uno con sus limitaciones y particularidades, y también al propio entorno natural, que posee mucho protagonismo. Dentro de un elenco muy escocés, el actor Douglas Henshall, que interpreta a Jimmy Perez, borda desde luego el papel de investigador serio y concienzudo, pero al mismo tiempo humano y muy empático.
La serie, por lo tanto, va envolviendo al espectador, al que mantiene enganchado dosificando muy bien la intriga y las informaciones, y haciendo que participe del proceso detectivesco. Se agradece que se evite el recurso a lo excesivamente morboso, especialmente en lo visual, y que el tono general sea contenido y elegante. En cierta medida, recuerda al mejor estilo de Agatha Christie o de otras creaciones, ya más televisivas, como Colombo o Se ha escrito un crimen, solo que en un contexto natural que le imprime carácter propio y, por supuesto, en nuestro mundo de hoy. Y aunque evite el morbo y la violencia explícita, sí que algunos de sus casos poseen la sordidez propia del mundo criminal, pero todo ello dentro de un formato muy clásico que agradará especialmente a los amantes del buen thriller policiaco.