Está previsto que este año haya elecciones legislativas en Argelia. A medida que se acercan, se enciende el debate en torno al código de familia y a la situación de la mujer. Trece asociaciones reclamaron el mes pasado la supresión o cambio de algunos artículos por considerar que discriminan a la mujer. Mientras que otros grupos, entre ellos una conocida asociación islamista moderada, pretende recolectar tres millones de firmas para mantener el código vigente.
El actual código de famila -inspirado en la sharía, la ley coránica- permite a un hombre «contraer matrimonio con más de una esposa dentro de los límites de la sharía», es decir, hasta cuatro, siempre que pueda mantenerlas. Otro artículo confiere un papel central al «tutor matrimonial» de la futura esposa (que puede ser el propio padre, o el suegro). Hasta el punto de que si el tutor no está en la ceremonia, el matrimonio puede ser declarado nulo. En el artículo 39, el código estipula que «la esposa debe obedecer al marido y concederle las atenciones debidas al jefe de familia». Y en el art. 48 precisa que el divorcio «sobreviene por la voluntad del esposo», mientras que la esposa sólo puede demandarlo en casos muy determinados; por ejemplo, si el esposo está ausente del hogar durante más de un año, o si rechaza las relaciones conyugales durante más de cuatro meses. Otro punto discutido es que «el padre es el tutor de los hijos menores».
La asociación que organiza la campaña de firmas para mantener el código -«Orientación religiosa y reforma»- controla a través de su sección de mujeres la mayor organización femenina de Argelia. Para recoger las firmas pedirá el apoyo de las asociaciones islamistas que protagonizaron en 1989 la mayor manifestación femenina conocida en el país y cuya causa fue la defensa del islam y del código de familia.
Por otra parte, en Pakistán, el Tribunal Supremo de Lahore acaba de reconocer el derecho de una mujer, Saima Wajid, a vivir con su marido, contra la demanda del padre de ella. El fallo rechaza la demanda que, apoyándose en la sharía, pretendía declarar inválido el matrimonio porque el padre no dio su consentimiento a la boda. El Tribunal Supremo estima que «el matrimonio llevado a cabo sin el consentimiento de un wali (custodio musulmán) no carece de validez».
En opinión de la abogado de Saima Wajid, líder del Comité de Derechos de la Mujer en Pakistán, «es una decisión histórica para las mujeres paquistaníes».